Vestir de negro o blanco en el verano

Por lo general se piensa que en el verano cuando suben las temperaturas y se siente mucho calor se deben usar colores claros en el vestuario sobre todo el blanco. La sabiduría popular lo recomienda.

“La gente tiene la idea de que la ropa blanca es mejor porque refleja la luz solar, mientras que la negra la absorbe y la transforma en calor. Sin embargo, en líneas generales, lo mejor, según la ciencia, es usar ropa holgada y de color negro”, coinciden los científicos.

Añaden que si no hay viento y usamos una camiseta ajustada, lo mejor, en ese caso, es que sea de color blanco, para que rebote el calor.

Sin embargo, esta noción no toma en cuenta un factor importante: el hecho de que nuestro cuerpo también genera calor. “Emitimos energía térmica. Si llevamos ropa blanca, el calor rebota contra la tela y no puede salir”, afirman los expertos.

“En cambio si la tela es negra, lo absorbe. Y si corre brisa, ésta se lleva el calor por convección, que es un mecanismo eficiente para mantenernos frescos”.

Resulta curioso que los beduinos acostumbrados a vivir en el calor abrasador del desierto, se cubren el cuerpo entero con una túnica negra. Elemento clave en la ropa de estos es que (además de ser negra) está suelta. Eso hace que se creen corrientes de convección que permiten expulsar el calor del cuerpo más eficientemente.

No hace falta que la ropa sea negra, puede ser también de cualquier otra tonalidad oscura. “Un objeto se ve blanco porque refleja toda la luz que le llega. El negro, al contrario, lo absorbe todo y no emite nada. En medio hay toda una gama de colores”. Cuanto más oscura sea la ropa, más calor absorberá y reflejará menos. Y cuando más clara, hará exactamente lo contrario.

Pero el negro guarda otras particularidades que se deben de tener en cuenta, como es que no se encuentra en el espectro visible del color. Todos los demás son reflejos de luz, excepto este que es la ausencia de luz. En un sentido técnico, el negro y el blanco no son colores, son tonos.

Tanto en las fotografías en blanco y negro como en las de color, el negro resulta muy importante porque contribuye a la intensidad de la imagen. Una vez que la fotografía se realiza, el contraste entre el blanco y el negro es lo que permite trabajar la luz.

El blanco corresponde a lo níveo del papel fotográfico y el negro es el resultado de la combinación de la tinta (o de los pigmentos) con el papel.

Lo ideal es lograr negros intensos y, de este modo, aportar un gran contraste a la foto. Ese contraste es lo que revela la intensidad de una mirada, la energía de un movimiento o el poder de una emoción. La calidad de un negro en fotografía, además, permite que la imagen resulte legible, destaca las grandes líneas y los principales elementos de la foto.

Queda aún por preguntarnos algo importante: ¿vestiremos de negro o blanco en el verano? Aún hay tiempo para averiguarlo y mejor aún, experimentarlo en julio, agosto y septiembre.

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