Más allá de la Zona Roja: un galeno jagüeyense

Por Milena Plasencia Picos: Trabaja más allá de la raya roja del peligro. Gladiador contra la COVID-19. Intensivista en el Hospital Iluminado Rodríguez, de Jagüey Grande en su jornada de 7 días, después sigue el protocolo de reclusión para conseguir la certeza de que a pesar de todo no está contaminado y se incorpora al Hospital Militar de Matanzas. Allí, a puñaladas contra la muerte que sigue cobrando sus porcientos y sus restas, está el Doctor Carlos Rafael González Quiñones.

“Cuando llegó la indicación de que el Hospital Iluminado Rodríguez pasaría a aceptar pacientes sospechosos de la COVID-19, desde la Terapia Intensiva también nos preparamos para cumplir el protocolo; la entrega y el compromiso tiene que ser total por la serie de complicaciones súbitas que pueden tener estos pacientes”.

-Se complica la situación epidemiológica de la provincia y tienes que asumir una misión, esta vez desde la terapia intensiva del Hospital Militar Mario Muñoz, de Matanzas. ¿Cómo enfrentaste este nuevo reto?

“Nunca había estado allí, la limpieza, disciplina y el cuidado a los pacientes es de primer nivel, pero tuve miedo, miedo de enfrentarme por primera vez a la Zona Roja y a un lugar desconocido, ahí todos los casos son positivos a la COVID-19, pero llegué y el miedo se convirtió en fuerzas para seguir luchando”.

-Coméntame sobre el día a día desde adentro.

“Allí tenemos horarios que nos permiten descansar porque verdaderamente es agotador. Un equipo de tres médicos y seis enfermeras trabajamos en diferentes turnos, pero de ahí no nos vamos, aunque el cansancio físico no es nada comparado con ver a estas personas que llegan en un estado de salud grave o crítico. Y tener que mantener la fuerza y la entereza para ellos y para los familiares que muchas veces están en casa o en otros centros, a los que tienes que transmitirles tranquilidad de que se hace todo lo humana y médicamente posible por sacarlos de ese estado o en muchas ocasiones dar una fatal noticia que es lo más doloroso”.

-Aún con la preparación que recibió es difícil no estremecerse de dolor frente a las situaciones más adversas.

“Si es difícil. Recientemente le comentaba a mi familia de un paciente de 61 años que llegó con lesiones serias en ambos pulmones y un distress respiratorio moderado. Lle explico que era necesario realizarle un abordaje venoso profundo y me dijo que hiciera todo lo posible por salvarlo porque quería disfrutar de sus nietas y ver a su hija que hacía tres años no veía, lamentablemente falleció y eso me marcó muy profundo porque tenía tantas ganas de vivir”.

“Puedo decirte ahora mismo que tuve pacientes jóvenes, uno de 38 años, una Doctora de Cárdenas de 36 años y otros tantos casos que pudieron vencer esta terrible enfermedad y es alentador saber que los pudiste ayudar a pasar este proceso, que están en casa con sus familias recuperándose y te llaman después para preocuparse por uno y te das cuenta que ese vínculo paciente y médico es tan estrecho que te consideran como parte de su familia.

-¿Y qué impulsa a Rafael a seguir luchando sin descanso?

“Mi familia. Son mi todo. Mi fuerza, mi motor impulsor…

-Que carisma y dulzura desprende Arletis Cabrera Madruga, esposa de Rafael, Doctora también y madre de dos pequeños que son divinos. Nos cuenta ella como enfrenta desde casa la ausencia del Médico.

“Para nosotros como familia ha sido muy difícil, porque Rafa es un gran apoyo en la casa, no solo como profesional de la salud sino también como esposo y como padre. También la preocupación que existe cuando el se marcha a enfrentar esta pandemia, es una incertidumbre por que sabemos que esta expuesto incluso más que otros profesionales por estar en zona roja. A mi me ayudado la maternidad a sobrellevar esta situación y estar el día en casa con los niños porque verdad que es una incertidumbre, pero sabemos de la total entrega de todos los profesionales de la salud para tratar de ayudar a los enfermos y el es uno de los valientes”.

El Doctor Carlos Rafael González Quiñones muestra un humanismo desbordado, unido a un trato exquisito. Su familia toda es un fuerte inquebrantable de energía positiva.

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