La hipocresía convertida en bases militares estadounidenses

En los doscientos años de independencia de Estados Unidos al menos la mitad has transcurrido bajo la sombra de conflictos bélicos. La política exterior injerencista de la nación norteña la ha llevado a enrumbarse en guerras justificadas con la supuesta defensa de territorio e intereses nacionales.

Con el surgimiento de problemáticas globales tan complejas como lo son el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo han dado a las administraciones estadounidenses nuevos pretextos para perpetrar intervenciones militares y establecer grandes complejos militares.

Estados Unidos tiene una red de bases navales en todo el mundo, según el informe del Conflict Management and Peace Science Journal cuenta con 173.000 tropas y 254 bases en todo el mundo. Sin embargo, el profesor de la American University de Washington, David Vine, estima que la cifra real de instalaciones podría llegar a las 800.

Sobre el tema Vine ha dicho: “La gran cantidad de bases y el secreto y la falta de transparencia de la red de base hacen imposible una lista completa”.

En cualquier caso, se trata de una cifra relativamente baja en comparación con el despliegue realizado durante la Guerra Fría. Entre 1950 y 1990, Estados Unidos nunca tuvo menos de 400.000 soldados fuera de sus fronteras, aunque las guerras de Corea y Vietnam marcaron puntos especialmente críticos en este proceso.

La presencia militar estadounidense en todo el mundo ha sido objeto de críticas por parte de algunos países y grupos quienes argumentan que estas bases navales estadounidenses se utilizan para proteger los intereses económicos y políticos de Estados Unidos en todo el mundo, en lugar de promover la paz y la seguridad.

Anualmente el presupuesto de Defensa de Estados Unidos se estima en al menos 700 mil millones de dólares y cuenta con una cartera global de 568.000 activos en 4.800 lugares del mundo según el Plan de Operaciones Empresariales de la Defensa Nacional de Estados Unidos (2018-2022).

Muchas bases navales estadounidenses han sido acusadas de violar los derechos humanos de las comunidades locales, incluyendo la detención y el interrogatorio de ciudadanos locales sin cargos y sin juicio. También se ha informado de una mayor violencia y delitos relacionados con la presencia militar, como la prostitución, el tráfico de drogas y la violencia sexual.

Quizás la base militar estadounidense más conocida a nivel mundial es la de Guantánamo, territorio ilegalmente ocupado por la potencia norteña, donde se han reportado continuamente violaciones fragrantes de los derechos humanos.

Cuando las grandes potencias mundiales movilizan sus tropas suele tener dos objetivos: intervenir de manera directa en un conflicto o lucir músculo militar para ganar influencia y poder. Estados Unidos en las últimas décadas ha basado su política exterior en el despliegue de su ejército por medio mundo.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha mantenido de forma constante a cerca de un tercio de sus tropas en el exterior, según en un estudio de la revista científica Conflict Management and Peace Science.

Si bien Latinoamérica es objetivo fundamental para los intereses estadounidenses, en estos momentos la mira esta puesta en la región del Indo-Pacifico. Territorio donde compite por la supremacía con China, potencia a la que algunos políticos norteamericanos consideran su principal rival en el juego geopolítico.

La presencia de efectivos militares estadounidenses refuerza la lógica intervencionista que ha caracterizado a este país desde hace más de un siglo.

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