Teatro Sauto: Reliquia Nacional (+audio)

Esteban espira emoción. Aunque de añejas andanzas, la juventud agrega otro aniversario a su viaje. En su alma retozan el carisma y regocijo que las quimeras abrileñas le regalan. Y es que desde su nacimiento aquel 6 de abril de 1863, llegaría a nuestros tiempos con otro nombre, otras vidas, otra historia.

Entre las muchas maravillas arquitectónicas de la Atenas de Cuba destaca el teatro Sauto, símbolo de la ciudad de Matanzas no solo por su celebridad y elegancia constructiva, sino también por la exclusividad de los artistas que su escenario ha presenciado.

Aprobado por el famoso ingeniero Francisco de Albear, a la cabeza de su diseño estuvo el arquitecto italiano Daniele Dell’Aglio y su construcción no solo originó el descubrimiento de las maravillosas Cuevas de Bellamar donde se extraía la cal para las obras, sino que además fue desarrollada tan aprisa como lo permitió la técnica de la época. No sorprende que poco más de una centuria después de su nacimiento y, en honor a su estricto respeto a la arquitectura inicial, diseño interior y telón original de madera, así como por su marcado prestigio, haya sido declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978 y aún constituya un paradigma de las grandes obras de arte cubanas.

Desde su inauguración como Esteban en homenaje al entonces gobernador del territorio Pedro Esteban Arraz, Colón en honor al descubridor de América, Martí como oda al Apóstol y La Vigía para agasajar a la plaza cercana a los ríos San Juan y Yumurí, hasta dignificar al doctor en Farmacia Ambrosio de la Concepción Sauto y Noda, el afamado coliseo atravesó diferentes apelativos hasta llegar al Sauto que hoy conocemos.

Calificado como el más elegante, funcional y mejor dotado de todos los escenarios del interior del país y con capacidad para 775 espectadores, el coliseo exhibe un impresionante estilo neoclásico con cuatro vistosas fachadas, de las cuales destaca la principal, con un marcado estilo jónico, pórtico y una deslumbrante planta alta. Sobresalen en las laterales la galería de los fumaderos, con un agradable equilibrio entre profundidad y sombra en sus partes frontales y la que ocupan los camerinos. La posterior, de orden dórico, muestra un sobrio tratamiento en su muro y al interior, el teatro sorprende por su portentosa decoración.

El Sauto constituye una joya arquitectónica que fascina por sus balcones, pasillos, reservados y el área de la otrora claqué que aún conservan su original esplendor. Deslumbra su sala principal, rodeada por tres palcos y que dispone de una glorieta interior que, al erguirse, funge como pista de baile, así como por las enhiestas estatuas de mármol de diosas griegas en su vestíbulo y las traviesas musas de su techo.

Concebido como la caja armónica de un instrumento musical, su acústica considerada perfecta ha sido amenizada por prestigiosas figuras del panorama artístico nacional y foráneo. La célebre instalación matancera fue testigo entonces de la fastuosa danza de la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonsa, la rusa Anna Pávlova, el tenor Enrico Caruso, la actriz Sara Bernhardt, los músicos cubanos Ernesto Lecuona e Ignacio Villa Bola de Nieve, el dramaturgo Jacinto Benavente, la actriz y cantante Libertad Lamarque, el bailarín español Antonio Gades, el compositor y director de orquesta Leo Brouwer, el compositor cubano José White, el guitarrista español Andrés Segovia y el ajedrecista José Raúl Capablanca, así como de inolvidables hechos históricos como la pionera entonación en público del Himno de Bayamo en 1899 y la constitución en 1974 de los Órganos del Poder Popular.

Después de un letargo iniciado en 2010 por motivos de remozamiento constructivo, reabrió sus puertas al público matancero y cubano en 2018 y continúa siendo muestra fehaciente del esplendor cultural y majestuosidad arquitectónica de la Ciudad de los Puentes.

Como Esteban espiraba emoción. Como Sauto exhala nostalgia. El brillo que en antañas épocas destelló el arte en su escenario, ese que maravilló con creces a su público, aún pervive en sus actuales presentaciones. Desciende pausado el telón, las ovaciones rebosan la sala y el Sauto, en ademán sublime, reverencia cortés al aplauso eterno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

1 + 1 =