Sistema de escuelas del Partido: consagración de la enseñanza

Un magisterio imperecedero puesto en práctica por el Comandante en Jefe Fidel Castro acumula hoy 60 años de experiencias, con la creación de las Escuelas de Instrucción Revolucionaria (EIR) para la difusión de ideas de una la ofensiva ideológica que sería incontenible.

El máximo líder de la Revolución Cubana presidió el dos de diciembre de 1960 su reunión constitutiva, sobre la base de antecedentes surgidos en las propias luchas de la última guerra del siglo pasado por la liberación nacional, tanto en el llano como en la Sierra Maestra.

Los ejemplos en ese sentido y en particular la tenacidad en condiciones sumamente adversas evidenciaron la necesidad de la preparación de las fuerza revolucionarias, cuando en fecha tan temprana aparecieron tales planteles para todos los tiempos.

Uno de ellos se denominó Academia Ideológica Abel Santamaría, fundada por Fidel en el antiguo Presidio Modelo de Isla de Pinos para la formación integral de los presos políticos que protagonizaron el 26 de Julio de 1953 el asalto a los cuarteles de Santiago de Cuba y de Bayamo.

Desde el punto de vista histórico, el entonces Comandante Raúl Castro Ruz creó la Escuela de Tumba siete, cerca de Mayarí, en el Segundo Frente Oriental Frank País, a fin de instruir a combatientes.

A su vez, el Comandante Ernesto Che Guevara le siguió los pasos y en plena lucha insurreccional formo las escuelas de instrucción revolucionaria en Minas del Frío en la Sierra Maestra y Caballete de Casas en la del Escambray, respectivamente.

Semejantes hechos confirmaron la estrategia de Fidel sobre las infinitas posibilidades de la preparación política como método de lucha, porque “en la medida en que la Revolución se haga conciencia en la mente de cada ciudadano, la Revolución será invencible”, aseguró.

De modo que las Escuelas de Instrucción Revolucionaria (EIR) asumieron, por iniciativa de Fidel el 2 de diciembre de 1960 el objetivo de divulgar los fundamentos de la ideología marxista-leninista entre los cuadros y activistas de todas las organizaciones revolucionarias del país.

La avidez por conocer las bases del socialismo científico y en consistía teóricamente el marxismo condujo e 1961 las Escuelas Básicas de Instrucción Revolucionaria (EBIR), muy ligada a obreros y campesinos, los más dotados de los cuales llegaron a constituir un equipo de dirigentes que se ocuparon de sus propias zonas productivas.

Los métodos de enseñanza adquirieron cada vez más mayor trascendencia y en 1964 incluyeron en sus programas un ciclo político-técnico y apenas tres años después surgió la idea de que combinaran el estudio con el trabajo.

Nuevos cambios experimentaron los centros entre 1975-1976 con el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba y en la década de los años 80 los provinciales se extendieron hasta los municipios, donde miles de revolucionarios transitan por sus aulas.

Con el propósito incuestionable de usar con mayor racionalidad todo tipo de recursos, por que la economía pasó a ocupar el primer plano nacional, se aprobó la integración al sistema de escuelas del PCC las instituciones docentes de la Unión de Jóvenes Comunistas y de las organizaciones de masas.

El elevado nivel profesional se constata en los establecimientos municipales y provinciales, donde en los primeros se imparten conferencias, seminarios y cursos, así como en los segundos sobresale un currículo similar, más licenciaturas, diplomados y postgrados.

La Escuela Superior del PCC Ñïco López, creada también el dos de diciembre de 1960, es también un ejemplo de consagración a la enseñanza, pues el claustro de su Facultad de Superación de Cuadros ofrece preparación altamente calificada para cubanos y extranjeros.