Inevitablemente, el sonido del mar evoca una mezcla de añoranza y tristeza en Elena. Todavía le parece contemplar a su madre, rodeada de lo que fuera para ella no solo un medio de subsistencia, sino la mayor pasión de su vida.
Leopoldina López fue la primera artesana en Cuba que utilizó las conchas y caracoles como materiales para confeccionar sus obras.
Su hija, Elena Ricabal López, revive esos momentos en que se sentaba en el portal de su casa, enamorada de lo que hacía y a quien nada le complacía más que convertir las conchas y caracoles en diferentes artículos.
La artista, otrora miembro de la Asociación de artesanos de Varadero, expuso en numerosos eventos nacionales e internacionales, en los que obtuvo premios y felicitaciones. Sobre esos eventos, su yerno Leonardo Mesa Rodríguez recuerda que ella nunca participó de manera presencial por su temor a los aviones, pero la invitaban y la agasajaban en varios países como México, Bulgaria, la antigua Unión Soviética. Asimismo, Leopoldina fue también un extraordinario ser humano.
A ella le agradece su sobrina, Noemí Ruano Cuéllar, el haberle enseñado sobre el trabajo artesanal con materiales marinos.
Por su parte, Taimy Rodríguez López, vecina de Leopoldina, se emocionó al pensarla, por su dulzura y sencillez, pero también su dedicación total al trabajo.
Elena atesora en una edición de los años ochenta del periódico Juventud Rebelde, la entrevista que se le realizara a su madre. Una mujer bondadosa, educadora, activista y revolucionaria, cuyo nombre todavía identifica al bloque de la Federación de Mujeres Cubanas de su zona, en Boca de Camarioca.
Tomado de TV Yumuri
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