Normalicemos el amor así como Calendario

Natalia y Sofía se gustan y esa atracción va madurando en el trascurso de cada capítulo de Calendario, la serie dirigida por Magda González Grau y escrita por Amílcar Salatti. Hay dudas que se van desvaneciendo hasta llegar al episodio de este domingo, donde finalmente deciden dar un paso en la relación.

Hablamos de una serie que desde su primera temporada retrata a la sociedad cubana y, sinceramente, la homosexualidad no es ni por asomo uno de los conflictos más fuertes que desentraña el producto audiovisual. En esa larga lista figuran la adicción a las drogas y las causas que llevan a esa dependencia; mostrar que, quienes se esfuerzan y estudian logran menos desde el punto de vista económico que aquellos que buscan un camino más fácil; o otras temáticas un poco más reiterativas en la televisión como la violencia intrafamiliar, las infidelidades o la migración.

Vivimos en el siglo XXI y un beso entre dos personas del mismo sexo no debería ser, bajo ningún concepto alarmante; verlo en la pantalla, muchísimo menos.

Las críticas en las redes sociales a una escena “tan explícita” se sustentan en que en ese horario están frente al televisor muchos niños y adolescentes, que la homosexualidad se está “imponiendo como moda”, o que desde edades tempranas los niños pueden verse influenciados por actitudes de este tipo.

Este es un debate viejo. Los gustos sexuales no se imponen. No se heredan. Y ojo, Calendario no está dirigida al público infantil, y que los niños vean una programación que no les corresponde es responsabilidad única y exclusiva de la familia. Peor, por ejemplo, es que, por estar delante del televisor en un horario que no les corresponde, esos mismos niños observen al padrastro de Orestes golpeándolo. Por supuesto, escenas de ese tipo no se juzgan con la misma aversión.

No se tuviera que hablar de un beso lésbico en la televisión cubana, si no existieran prejuicios arcaicos en una sociedad que tiene muchos más problemas que atender. No se trata de normalizar la homosexualidad, porque sencillamente, es parte de los seres humanos, de los gustos y deseos sexuales de cada cual. 

Tenemos que eliminar esos tabúes que poco a poco nos convierten en seres humanos carentes de empatía, que odian a sus semejantes porque no piensan igual, porque no se ajustan a patrones retrógradas, machistas, que nos impusieron en otra época.

Esas son las actitudes que no podemos normalizar. Los prejuicios no nacen con las personas, sino que se van adquiriendo, más o menos, en la medida en que una sociedad sea más sana, donde prime la compresión sobre el rencor.

Este domingo vimos una escena natural, donde ambas actrices, jóvenes por demás, muestran dominio escénico, seguridad en sí mismas. Una Natalia más imponente tomando al control de la situación, y por el otro lado una Sofía que se adentra en un mundo completamente nuevo.

Calendario vuelve a dar en la diana, nos retrata y nos pone un exámen para auto analizarnos, para pensar hacia dónde vamos y qué camino es el que nunca debemos seguir. Normalicemos el amor, la empatía, el no juzgar. Definitivamente, el más claro ejemplo de una ruta que no podemos tomar es rechazar un beso que solo emana amor.

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