Existe la creencia, que en los meses estivales lo mejor para paliar el intenso calor es darse duchas o baños con agua fría, y mientras más fría pues mejor.
Grave error porque, aunque pueda parecerlo a los pocos minutos solo logramos el efecto contrario. Ello se debe a que no tomamos en cuenta elementales leyes de la Física.
El cuerpo humano debe estar entre 36 ºC y 37 ºC, esta es la temperatura a la que todos los órganos internos funcionan a la perfección.
Cuando bajamos la temperatura corporal de una manera muy brusca, con agua bien fría, nuestro organismo intenta recuperar a la mayor brevedad posible los 37 ºC.
Como este proceso conlleva un gasto de energía, provoca calor, de ahí que en pocos minutos volvemos a sentir calor y hasta sudemos o nos sofoquemos.
Un baño con agua tibia relajará todo el cuerpo y provocará que el calor se atempere. Algo similar sucede cuando tomamos bebidas muy frías. De momento, frescor, pero luego, deseamos beber y beber más líquidos.
Además, debe saber que el agua fría se absorbe en el torrente sanguíneo con más dificultad que la tibia o la caliente; esa es la razón por la cual el agua a temperatura ambiente o templada hidrata el cuerpo con más facilidad y mantiene la humedad por más tiempo.
Por eso le aconsejo, dese un baño de agua tibia en el verano, no agua fría.
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