Laina Pérez se describe como una muchacha de “bajo perfil”, a la que no le gustan el protagonismo ni el “foco” que persiguen a los deportistas de alto rendimiento. Se concentra en armonizar mente y cuerpo, controlar perfectamente las emociones que confluyen en la línea de tiro y dar en el blanco para ganar la medalla de oro que esperan su familia, sus entrenadores y el país.
Posee la psicología necesaria para levantarse todos los días y buscar la motivación que le permita luchar contra las dificultades y cumplir con su preparación.
Es tan sencilla que puede acceder a ser entrevistada sin zapatos en pleno receso de la Asamblea Nacional para lucir del tamaño de la periodista. Encarna a la cubana de estos tiempos, guerrera, y ama el tiro deportivo.
De Laina escuchamos hablar muchísimo en los pasados Juegos Centroamericanos, cuando su nombre pasó a ser viral en las redes sociales y fue propuesta para la medalla Pierre de Coubertain.
La matancera de 34 años protagonizó uno de los hitos de San Salvador 2023, cuando decidió devolver la medalla de bronce a la mexicana Alejandra Cervantes, quien había quedado tercera en la modalidad de pistola de aire a 10 metros y, por cuestiones de reglamento, fue relegada al cuarto puesto.
“Habíamos pasado por eventos similares, en los que el podio completo era de Cuba y el tercer lugar había tenido que dar la medalla al cuarto. Pero hacía tiempo no chocábamos con eso”, comenta Laina durante una sesión de entrenamiento en el campo de tiro del equipo nacional, en el municipio habanero Arroyo Naranjo.
“Uno como atleta sabe de los sacrificios que se pasan para obtener una medalla, para participar en una competencia. Entonces, que te retiren una medalla por un reglamento no es justo. Quizás en su tiempo, cuando se creó, tuvo sentido, pero ahora hay mucho nivel deportivo en todos los países.
“Si tú la ganas no hay razón para quitártela. Cuando estaba disparando recordé el reglamento, porque nos había pasado en anteriores Juegos Centroamericanos y aspiré a que ya se hubiese eliminado.
“Al terminar la competencia, quedé cuarta. Vi que premiaron normalmente y pensé que ya no existía el reglamento. Al llegar a la villa automáticamente dijeron: ‘Se equivocaron. La medalla es de Cuba. Hay que devolverla. Le corresponde a Laina’. No me pareció justo.
“No encontraba razón de que eso todavía estuviera en vigor, un reglamento de la década de 1970. Como atleta, sé todo lo que se sufre para obtener cualquier lugar en una competencia.
¿Sabías que gestos deportivos así existían o eran permitidos?
–No tenía idea de si se podía o no. Sí creía que era lo correcto, lo justo y lo que necesitaba para estar en paz.
“Les dije a mi entrenador y al comisionado lo que pensaba hacer. Cuando vino el presidente de nuestra delegación que, además, es el director técnico de tiro deportivo de los Juegos Centroamericanos, le expliqué que no me quedaría con el bronce, que lo entregaría a Alejandra Cervantes.
“Después, cuando hicieron la ceremonia del cambio de medalla, se la devolví inmediatamente, porque de otra forma no hubiese podido sentirme bien conmigo misma. Se llevó a casa la medalla quien la había ganado por derecho propio, con su esfuerzo y sudor”.
¿Estabas consciente en ese momento de la repercusión que tendría esa devolución en redes sociales?
–Todo era bajo perfil. Me dije: ‘Ay, qué bueno, no es en el podio. Será aquí, tranquilos, en la oficina con los jueces. Nada más estaremos Alejandra, su entrenador, los jefes de las delegaciones y mi entrenador’.
“Pero al ver la repercusión, eso me generó mucha ansiedad. Normalmente, no entro a las redes sociales, y cuando estoy en competencia, menos.
“La sorpresa llegó cuando mi entrenador me preguntó: ‘¿Has entrado a las redes sociales?’ Le dije: ‘No’.
“Al revisar, quedé pasmada. Es que era mucho. Abrías cualquier cosa y salía algo de eso. Me preocupé, porque nunca me ha gustado el protagonismo, el foco… Fue complicado.
“Incluso la mexicana Alejandra Cervantes también es muy tímida y me decía: ‘Ay, ¡cómo me han hecho entrevistas! A mí, que no me gusta hablar mucho’. Fue algo muy raro. El messenger de Facebook se me disparó. No lo reviso normalmente y en esos días estaba lleno”.
Diciendo esto pienso que Laina hace rato merece una entrevista de sus inicios, aspiraciones, sus sacrificios durante más de 20 años dedicados al deporte, becada, lejos de la familia. Le propongo, entonces, ir más allá de San Salvador 2023 y conversar unos 20 minutos en el campo de tiro. El calor de las 10:30 a.m. en la instalación nos desafía. Tendremos que ser breves, pero certeras.
En video, Laina Pérez habla sobre la devolución de la medalla y resultados en San Salvador
Jagüey Grande: La patria chica donde comenzó todo
¿Cómo fueron tus inicios en el deporte?
–Me inicié en Jagüey Grande, mi municipio, en Matanzas, a los 10 u 11 años. Teníamos muy buena academia de tiro deportivo y con arco. Los profesores iban a las escuelas primarias captando estudiantes, explicando cómo era el deporte para que se presentaran si querían hacer las pruebas de aptitud. Pero con ese objetivo nunca fui. Más bien, iba acompañando a una amiga que sí quería hacer los exámenes.
“Como pasaba las tardes con ella allí, los entrenadores me preguntaron un día si quería probarme también y accedí. Vieron aptitudes en mí y empezaron a seguirme. Entonces, comenzó a gustarme, hice las pruebas, me empezó a ir bien y me quedé en el tiro.
“Mi amiga subió al equipo juvenil conmigo y de ahí al nacional. Al cabo de los años, se retiró y estudió una carrera profesional”.
¿Alguien en tu familia había sido deportista?
–Ninguno de mis padres practicó deportes. A mí papá le gustaban, pero nunca estuvo en un equipo nacional, provincial ni municipal.
“Tengo dos hermanos jimaguas menores que yo. Incursionaron en todas las disciplinas que había en Jagüey Grande y, finalmente, terminaron en el tiro deportivo. Uno de ellos llegó hasta el equipo juvenil. Luego decidieron irse del deporte y estudiar una carrera”.
¿Qué características debe tener un tirador deportivo?
–Lo bueno que tiene el tiro deportivo es que cualquiera puede llegar a él. No tienes que tener una característica específica. No debes ser muy fuerte, alto o delgado. Lo importante es que cuando te pongan en la posición, vean que eres capaz de centrar y agrupar bien los disparos.
“Ahí es cuando te empiezan a chequear y a enseñar cómo sería el deporte, ya un poco más como atleta, no solo como un hobbie. Te decía que no es necesario tener una característica específica, pero quizás cuando extiendes el ángulo del brazo, debe quedar lo más recto posible.
“Esto puede ser un medidor para que los entrenadores se decanten por el rifle o la pistola para ti. En el caso de la pistola, la mano debe agarrar bien la cacha; en el fusil, es importante que te quede cómoda. Son cosas que se van detallando, cuando tienes el arma en la mano.
“O sea, te pueden ver por ahí y no pensar que eres un atleta de tiro deportivo, porque no tienes un rasgo distintivo. Básicamente, van observando cómo te desenvuelves en la posición de tiro con el arma y, a partir de ahí, desarrollas tus potencialidades”.
¿Cuáles fueron tus referentes?
–Hemos tenido muy buenos tiradores. Margarita Tarradeli, Tania Pérez y María Teresa Gómez fueron excelentes y, por supuesto, Leuris Pupo, nuestro campeón y subcampeón olímpico.
“Todos queremos una medalla olímpica. Obtener un oro y luego repetir en una final con una plata ya es un mérito enorme”.
¿Crees que el tiro deportivo es silenciado un tanto en los medios de comunicación?
–No se le da la cobertura que lleva, porque desde Moscú 1980 tenemos un bronce olímpico.
“Tampoco se le ha dedicado las transmisiones televisivas que se debería. En los Juegos Centroamericanos pusieron un poco más.
“Todo el mundo piensa que es un deporte aburrido. Pero cuando ponen una final y personas que conocemos han estado ahí, disfrutándola o sufriéndola, dicen que es muy complicado.
“Entonces, han ido avanzando, modificando el reglamento para llevarlo a la televisión, porque todos quieren que sea más visual. Incluso, han cambiado de reglamento en las finales.
“Ya se puede poner música, antes no. El público está en el derecho de gritar. Han sido una serie de cuestiones que buscan darle un poco más de visibilidad y de show a lo que sería el deporte de alto rendimiento”.
¿Cómo fue el tránsito por las diferentes categorías?
–Cuando empecé, estaba en Jagüey Grande. Se hacían los eventos provinciales para determinar quiénes harían el equipo para los Juegos Escolares Nacionales y Juveniles. En mi primer año, no quedé dentro de la selección, pero como la sede de la competencia estaba en Jagüey Grande, participé como invitada.
“La temporada siguiente integré el conjunto y fui ganando resultados. Quedé campeona nacional varias veces en los escolares y juveniles, en las modalidades por equipo e individual. Cuando terminé el décimo grado, me subieron al nacional juvenil. Estaba en el CEAR Cardín. Permanecí un año allí, de 2004 a 2005.
“En 2006, fui promovida al nacional de mayores y pasé a la Esfaar Cerro Pelado. Aún estoy becada ahí.
“Cada año que competía en un evento, de acuerdo con los resultados hacía los equipos nacionales. Al ir transitando, pude asistir a mis primeros Juegos Centroamericanos, en 2006, en Cartagena de Indias.
“Ahí obtuve mi primera medalla de oro y una plata centroamericana. He participado en los Juegos Panamericanos de 2007 en adelante, y en todos los Centroamericanos, menos los de Mayagüez 2010.
“Después de 12 años, en Lima 2019 alcancé mi clasificación olímpica para Tokio. Espero seguir en el deporte un tiempo más”.
Juegos Panamericanos de Lima: La consagración de Laina
Entonces, ¿los Panamericanos de Lima son el resultado que más has disfrutado?
–Sí, al obtener la clasificación olímpica. Desde que estaba en Jagüey Grande, decía que cuando subiera al equipo nacional participaría en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. No sucedió. Después, en los de Londres 2012, tampoco. Y en Río de Janeiro 2016 fue la misma historia, hasta que llegó Tokio 2020.
“Ese es para mí el resultado más emotivo. El oro en Lima me dio la clasificación olímpica. Si hubiera sido cuarto lugar y me hubieran dado la clasificación olímpica, igual hubiera sido feliz, porque era lo que quería.
“Todo atleta aspira a unos Juegos Olímpicos. Ya después de que eres deportista olímpico quieres buscar una medalla, pero llegar a unos Juegos Olímpicos es muy difícil. No todo el mundo lo logra.
“En mi deporte se dan solo dos plazas por eventos en cada país. Era muy complicado participar. Entonces, haberlo conseguido es lo mejor que me ha pasado”.
¿Hiciste alguna preparación específica para los Juegos Panamericanos de Lima 2019?
–Tuvimos muy buena preparación en el exterior. Eso permite entrenar en las condiciones necesarias, como la tecnología en el campo de tiro, que no tenemos en Cuba, y que alcances fogueo. Fácilmente, puedes simular una competencia o una final. Tienes los recursos.
“Aquí no. Es muy difícil con una diana de papel, que tiene que ir el entrenador delante para marcar y ver qué disparo hiciste. En cambio, los blancos electrónicos salen al momento, o sea, disparas y sabes qué hiciste. Es muy rápido.
“En una final internacional te dan un minuto entre serie y serie. Eso no es nada de tiempo para prepararte para la próxima ronda. Con blancos de papel te puede tomar cinco o 10 minutos. No es la dinámica con la que se compite en el mundo”.
Pero justo hoy ya fueron instaladas 10 máquinas de blancos electrónicos. ¿Cómo puede favorecerlos en el entrenamiento?
–Fue una donación del presidente anterior de la Federación Internacional de Tiro Deportivo. Se instalaron 10 puestos de máquina SIUS ASCOR, la última tecnología a nivel internacional.
“La tenemos en 10 metros y eso ayudará muchísimo. Incluso, la luz en el banco es muy diferente cuando disparamos en el extranjero a cuando estamos aquí, y ese cambio repercute. A veces, llegamos dos días antes del evento y nos cuesta acostumbrarnos a la iluminación, porque nos entra mucha luz por las miras.
“O se te pierde el cuadre de miras y te cuesta acostumbrarte al cambio, desde el punto de vista visual”.
Laina hace un alto en la conversación. Hará varios disparos para probar por primera vez los blancos electrónicos en Cuba. Me pregunta jocosamente: “¿En qué país estoy o qué competencia estoy simulando?”, porque siente como que está en otro lugar. Mientras tanto, hacemos un apartado con su entrenador, Dariel Suárez.
Dariel Suárez: Estas canas me las ha sacado Laina
El técnico Dariel Suárez, de 40 años, comenta entre risas que las canas que hoy tiene se las ha sacado su alumna Laina. “Soy su entrenador desde abril de 2017. Siempre ha tenido una buena disciplina, mucha dedicación, y a pesar de las situaciones ha estado motivada por lograr un buen resultado.
“Es una atleta muy tranquila en los momentos de mayor presión. Sabe concentrarse en los elementos técnicos y gracias a eso hemos logrado varios objetivos”, explica desde la línea de tiro.
¿Qué estrategia han concebido para el Mundial de Bakú, del 14 de agosto al 1 de septiembre?
–Lo vemos como un evento de mucho nivel, preparatorio para los Panamericanos de Santiago de Chile 2023. No hemos tenido competencias previas. Fíjate que a los Juegos Centroamericanos de San Salvador fuimos con dos bases de entrenamiento, pero sin certámenes anteriores.
¿Y cuál es el pronóstico para los Panamericanos de Chile?
–El objetivo fundamental será la clasificación olímpica. Nos hemos propuesto una medalla de plata individual, debido a la situación con el entrenamiento, la escasez de municiones…
“Con el transporte hemos tenido dificultad durante la preparación completa. Desde abril, si hemos hecho 10 sesiones de entrenamiento con transporte, son demasiadas. Nos preparamos a riesgo, a nuestra cuenta, porque no podemos romper la planificación que tenemos. Y, además, esto queda lejos, casi llegando a Managua.
“La entrada de las dianas electrónicas nos puede dar resultados, pero también costar, porque esos equipos llevan climatización y el calor aquí es terrible. Después de las 10:00 a.m. es difícil estar en las canchas, por el calor”.
¿Cuál es su criterio sobre la actuación de Laina en los Centroamericanos?
–Los Centroamericanos fueron una competencia que vivimos con bastante presión. Ya cuando tienes un nivel como el de ella, que es campeona panamericana, se te exige mucho independientemente de la preparación que tengas.
“Además, los atletas quieren lograr resultados. Todo el mundo quería una medalla de oro en los Centroamericanos. Ella también. Y finalmente lo logró en 25 metros.
“Pero la presión que vivieron los tiradores y entrenadores fue muy grande. Tengamos en cuenta que la competencia se celebró en un polígono bastante pequeño, donde estaban pegados unos atletas a otros”.
Y respecto a la devolución de la medalla a la tiradora Alejandra Cervantes. ¿Cómo fue ese proceso?
–Esa decisión fue de ella. Cuando me lo contó, ya estaba tomada. Y se le respetó. Desde el primer momento que llegamos a la villa y nos informaron que la medalla era para Cuba, Laina dijo que, si no nos afectaba, la entregaría.
¿Qué caracteriza a Laina como ser humano?
–Lo de la devolución de la medalla ya nos muestra quién es. Pero también se caracteriza por el amor al deporte y su familia, por la entrega, el sacrificio que hace a diario. Lleva muchos años entrenando, albergada, pasando trabajo, lejos de los suyos. Y siempre ha estado aquí.
De regreso con Laina: La familia del tiro deportivo y la Esfaar Cerro Pelado como segunda casa
¿Cómo son las relaciones en el equipo nacional de tiro deportivo?
–Es una familia. Como en todas, a veces discutimos por distintos puntos de vista, pero al final del día volvemos a apoyarnos. Y cuando tenemos un problema, siempre estamos ahí unos para otros.
“El equipo de mujeres, con el que más una convive es muy unido. Si hay una dificultad, ahí estamos todas tratando de resolverla, de darnos ánimos junto a los entrenadores. Y cuando baja la motivación o tenemos un problema personal, intentamos siempre ayudarnos.
“Son eventos diferentes y hay técnicas específicas para cada uno. En el tiro deportivo es muy importante lo que piensas, tu capacidad psicológica para enfrentarte a un determinado problema.
“Esa es la parte en la que más tus compañeros te pueden apoyar. ¿Cómo superar una situación que se presente o algún problema con el arma?, ¿cómo aislarte del público y de las situaciones internas?
“Eso es lo fundamental para ayudarnos mutuamente, porque respondemos a necesidades de eventos distintos y todos tienen sus especificidades”.
¿Cómo han sido todos estos años en la Esfaar Cerro Pelado?
–El Cerro Pelado es una parte importante de mí. Como te decía al principio, llevo becada allí muchos años, más de la mitad de mi vida. Y antes de llegar también estuve becada, porque en Jagüey Grande todo era así. Estaban las escuelas en el campo, estoy becada desde séptimo grado.
“Como en todo, en el Cerro Pelado he vivido buenos y malos momentos. La alimentación no es la más idónea. El descanso, a veces, no es lo que necesitamos, porque hay muchachos que hablan alto o ponen música alta, que gritan… Tienes que manejar varias cosas. Eso es parte de la convivencia.
“Es una escuela deportiva donde hay atletas de muchos deportes. Hay disciplinas que son más activas y otras más tranquilas, como la de nosotros, que lo que queremos es leer un libro o ver televisión.
“Hay quienes necesitan escuchar música y bailar, jugar dominó o formar bachata. Entonces, la recuperación es difícil con el tema de la alimentación, el agua fría…. Tampoco hay gimnasios para poder prepararnos. Todo eso suma cositas que al final te pasan factura. Pero ahí seguimos y nos levantamos con fuerza todos los días.
“En mis tiempos libres me gusta leer, ver series asiáticas y películas, oír música, aprender idiomas. Ahora hice una prematrícula para estudiar coreano. Vamos a ver cómo puedo llevar el curso, porque es presencial y este año tenemos la preparación de los Juegos Panamericanos. Pero me gusta estar en movimiento, aprender cosas”.
San Salvador 2023, el Mundial de Bakú y los Panamericanos de Chile
Ya tu entrenador nos comentaba, ¿pero puedes darnos más detalles de cómo fue el camino a San Salvador 2023?
–Para los Juegos Centroamericanos, entrenamos en Venezuela unos 20 días y en España cerca de 20 o 25, aproximadamente. Pero esas fueron bases de entrenamiento. Necesitamos competencias.
“La preparación en una base de entrenamiento es muy importante, porque te ayuda a pulir detalles, ver técnicamente qué tienes que hacer para mejorar. Pero la competencia es fundamental. Lo que se siente ahí no tiene nada que ver con un entrenamiento.
“Por mucho que uno quiera simular, el público no está gritando y lo que te juegas no es lo mismo, porque buscas participar en el próximo evento que tengas.
“Entonces, es demasiado compromiso. Es el entrenamiento no de un año, sino de cuatro, porque ese es el tiempo de unos Centroamericanos a otros. Son cuatro años buscando una preparación para llegar a ese día final. Se hace difícil manejar todas las emociones.
“Eso me pasó factura en San Salvador. Era el tema de no haber competido y la presión de los Juegos. Una propiamente se presiona como atleta. Además, están los factores externos: sabes que el equipo necesita una medalla, que el país también, que los jefes buscan una medalla. Que la familia quiere que salgas bien.
“Aunque, respecto a mi familia, agradecida estoy de que, pase lo que pase, siempre seré la misma y me querrán igual. Aun así, como persona y deportista siempre te exiges más. Te repito, es difícil manejar todas esas emociones que se reúnen en la línea de tiro”.
Además del hermoso gesto deportivo con Alejandra Cervantes, ¿qué otras satisfacciones te llevas de los Centroamericanos?
–El oro en la pistola deportiva a 25 metros, porque fue una final peleada y sufrida, en la que conseguí el título en la última serie. Tuve que lidiar con muchos nervios y ver detalles que era necesario mejorar.
“Ya te cuento, al público tienes que manejarlo muy bien y lo que te genera es difícil. En los Juegos conquisté un oro, una plata y un bronce, aunque oficialmente son dos bronces. Estoy feliz por haber obtenido el título en 25 metros, la modalidad que más disfruto.
“A mí no me gusta tener tanto tiempo, porque me da chance de pensar en cosas que no debo, y ahí vienen las inseguridades: que si puedes fallar, que si puedes hacer un disparo malo… Y no es el objetivo.
“Entonces, la parte de tiro rápido, que es donde se desarrolla la final nuestra a 25 metros, es muy dinámica. Me gusta mucho esa arma.
“Igualmente, estoy feliz con el resultado del tiro deportivo como deporte, aunque quedamos por debajo de Barranquilla 2018. Eso responde a un gran esfuerzo, porque todo el mundo conoce las dificultades que tenemos para entrenar con las condiciones necesarias, como la escasez de municiones. Eso te limita. Y no solo este año, es un déficit anual, que repercute en los resultados.
“Pero así logramos cinco títulos y obtuvimos también medallas de plata y de bronce. Eso habla de que todos pusimos nuestro granito de arena”.
–Del 14 de agosto al 1 de septiembre asistirás al Mundial de Bakú, Azerbaiyán. ¿Cómo asumes esta competencia en el camino a los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile?
–Este será mi segundo mundial. Afortunadamente, participé el año pasado en otro celebrado en Egipto. Una copa del mundo es un torneo muy grande, porque no tiene límite de plazas. A veces, van cinco atletas por un mismo país, siendo potencias las naciones de Europa y Asia.
“Solamente tres tiradores pueden participar para ganar medallas, pero van dos más para alcanzar una marca mínima que, en ocasiones, es necesaria para obtener un ranking que permita acceder a un evento. Entonces, hay muchos atletas buenos. Pero a un Mundial van los mejores de los mejores.
“Asistir a Bakú nos posibilitará competir, sentir una lid tan grande. La cantidad de deportistas que va es enorme. Estaremos en un polígono de increíbles condiciones.
“Tener ese privilegio es importante y servirá como preparación para los Juegos Panamericanos, porque este Mundial da cuatro plazas olímpicas. Los Panamericanos también otorgan cupos olímpicos y, entonces, si tienes una preparación para los juegos de América, los más importantes que tenemos para terminar el año, es necesario que compitas antes en un evento de esa magnitud.
“En Cuba entrenamos entre nosotros mismos. Cuando llega la competencia, que el público está gritando y caminando, que hay música, ya es otra cosa. Ante todo eso, tienes que estar muy concentrada, porque en los certámenes hay árbitros que van caminando, que te miran, que chequean que todo funcione bien”.
“También, hay música puesta a alto volumen, entrenadores, público, atletas que están caminando. Hay atletas con los que tienes la posibilidad de compartir, los conoces de muchos años disparando.
“Es una dinámica diferente. Tienes que lograr una máxima concentración para enfocarte en el trabajo técnico frente al blanco, en la línea de tiro, para desempeñarte bien”.
En video, Laina habla sobre las expectativas para el Mundial
¿Qué piensas en ese momento?
–Me concentro en ubicarme en el abecé del disparo. Aprieto el disparador, que en nosotros vendría siendo el pollo del arroz con pollo. Luego, a veces, tengo algún elemento específico que me cuesta, como el cuadre de mira, sobre todo en 10 metros, modalidad en la que el cambio de iluminación y visual es diferente.
“Entonces, tengo que manejarlo un poco más detallado, pero la cuestión está en controlar el ambiente del disparador, que es lo más importante. Es como un disco rayado constantemente, porque mientras estás hablando, sobre ese elemento van desapareciendo los pensamientos extras que no tienen que estar”.
¿Y cómo te lleva la presión?
–Siempre voy presionada. Sea o no campeona panamericana, pienso constantemente. Lo que pasa es que tenemos un solo evento para buscar lo que más queremos, que es la plaza olímpica. Te lo juegas todo en ese momento.
“Si no clasificas para los Juegos Olímpicos, es como que el año que viene ya no tienes una preparación a la altura. Levantarse todos los días aquí, con estas condiciones, y venir a entrenar, es difícil. Imagínate si el próximo año no tendrás competencias ni entrenamientos en el exterior con calidad. Es como perder un año de tu vida, del deporte.
“Lo que queda entonces es esperar al otro año, que serían los clasificatorios y es cuando comienza el ciclo olímpico. Eso me ha pasado cuando no he obtenido la clasificación olímpica. Y realmente no es bonito estar en ese lugar. No tienes la preparación idónea.
“Los que estamos aquí, estamos porque nos gusta el deporte, porque amamos el tiro deportivo. Si no puedes hacerlo como quieres o no puedes tenerlo en tus manos, es difícil. Es como que no tiene sentido que esté una de atleta. Por eso, la clasificación olímpica es fundamental”.
¿Qué buscarás en Santiago de Chile 2023?
–La principal meta es mi clasificación olímpica. Si viene acompañada de medallas, no me pongo brava.
“Han sido meses difíciles de preparación. Todo el mundo sabe la situación del transporte. Tenemos que venir por nuestros medios.
“Después, bajar una loma de un kilómetro bajo el sol y subirla cuando terminamos de entrenar. Llegas agotada a la preparación y el calor en nuestras canchas es abismal, porque no tenemos climatización.
“Santiago de Chile será un reto difícil, porque irán muchos atletas que se preparan con todas las condiciones y entrenan en Europa.
“Pero nosotros lo intentaremos. Por suerte, contamos con el apoyo del Inder que, al menos, nos garantiza que entrenemos en el exterior, con las condiciones requeridas. Y ahora tendremos la experiencia competitiva del Mundial, como ya te había dicho”.
Con la mira puesta en las interioridades de Laina
Hace unos minutos, comentabas que la clasificación a Tokio ha sido el mejor momento de tu carrera deportiva. ¿Cuál ha sido el peor?
–Los Juegos Olímpicos de Tokio… Si me dijeran ahora mismo que para clasificar a París 2024 tendría que pasar por todo lo de Tokio 2020, no quisiera la clasificación olímpica.
“Pensé que disfrutaría el proceso de ir a los Juegos de Tokio, pero no fue así. Vino la covid. Mi compañero de equipo Jorge Grau enfermó de covid antes de irse para Tokio y tuvo que llegar después.
“Mi entrenador no pudo ir conmigo, porque no entró en la plantilla de participación en los Juegos Olímpicos y todo eso se sufrió mucho.
“En lo individual, estuve insatisfecha con el resultado de la pistola de aire, pero en la deportiva rompí mi récord personal. Eso fue lo que me llevé de la Olimpiada”.
¿Cómo logra Laina ser también diputada a la Asamblea Nacional?
–Me apasiona tener tanta información, contacto con lo que está haciendo el país para mejorar la situación. Son importantes los debates que se generan y los temas abordados. Te muestran la realidad, los esfuerzos de Cuba, para poder nosotros después transmitírselos al pueblo y que vea que se trabaja mucho para salir adelante.
¿Has pensado que fuese de ti sin el tiro deportivo?
–No me imagino vivir sin él. Y eso que me llegó de casualidad. Cuando me retire, porque evidentemente todo tiene un tiempo límite, me gustaría ser árbitro. Este deporte conlleva mucho sacrificio. Cada vez que sales de viaje, dejas a la familia, estás alejada. Pero me gusta.
“Cuando me retire, no seré entrenadora. No me veo con capacidad para serlo, pero, como te dije, sí me gustaría ser árbitro, me llama la atención. Estudié Psicología, no Cultura Física, en la Universidad de Matanzas, uno de los detalles por los que no puedo ser entrenadora.
“Si no puedo ser árbitro, me gustaría estar en la rama de la psicología deportiva. Me ha ayudado mucho y quiero contribuir en la formación de otros. Opté por esa carrera también para poder seguir en el deporte, aunque confieso que me gustaban más los idiomas. Pero, sin dudas, la psicología me ha favorecido totalmente en mi carrera deportiva”.
Laina concluye. Pasadas las once de la mañana, es hora de emprender la travesía al Cerro Pelado.
Va satisfecha con el entrenamiento. Desde las nueve, ha estado enfocada. Como de costumbre, ha dado en el blanco y se ha alistado para la próxima serie de disparos.
Con Santiago de Chile 2023 en la mirilla, buscará otra vez hacer historia entre los tiradores cubanos y llegar a París 2024.
(Esta entrevista fue realizada antes de que Laina partiera hacia el Mundial de tiro deportivo, en Bakú)
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