Achivo RVG: Sandra Acosta Jeréz: Educar es amor, porque a partir del amor se logra todo

Educar constituye una de las obras más valiosas que puede realizar un ser humano; instruir y preparar a los demás es una labor digna de enaltecer. A este quehacer ha consagrado su vida Sandra Acosta Jeréz, quien lleva 22 años vinculada al magisterio, específicamente al trabajo con los más pequeños de casa. En la actualidad, Sandra se desempeña como directora de la Institución Educativa Los Zapaticos Blancos, de Jagüey Grande.

Pero… ¿Cuáles fueron las razones por las que decide estudiar la profesión de Educadora de Círculo Infantil y cómo fueron sus inicios? A esta y a otras interrogantes nos dará respuesta la protagonista de la presente entrevista.

Desde pequeña, siempre quise ser educadora porque me gustaban los niños; asistía a un círculo infantil y ese amor que irradiaban hacia a mí las educadoras me motivó a escoger esta profesión.

Mientras cursaba el preuniversitario, se fundaron por primera vez en Cuba los pre-pedagógicos e ingresé en uno de ellos, el pedagógico Cacique Hatuey en Granma, ya que soy natural de esa provincia.

Al concluir mis estudios, inicié como educadora de un círculo infantil, luego fui subdirectora docente, y de ahí, me traslado a vivir para Jagüey Grande. Aquí empecé trabajando en la escuela Lázaro Martín Marrero, como maestra de preescolar.

A partir de su desempeño en ese centro, Sandra fue llamada para ocupar el cargo de directora en el Círculo Infantil Los Zapaticos Blancos, función que realiza desde hace siete años y donde asegura sentirse muy contenta con los resultados que ha alcanzado la institución.

Con respecto al trabajo que ha desarrollado con los más pequeños, refirió Sandra: Siempre trabajé con la edad preescolar, en cuarto, quinto y sexto año de vida; con los niños siempre hay algo nuevo que hacer y algo nuevo que aprender; realizaba con ellos todas las actividades, los procesos, el juego y las actividades programadas enseñándoles cada contenido, hábito y habilidad.

La entrevistada nos cuenta una de las anécdotas más emotivas en su vida como educadora: Cuando me fui a trasladar de Granma para acá, uno de mis niños del círculo le dijo a mi esposo: te la llevas, no es tuya, es mía.

Sobre lo que significa para Sandra Acosta Jeréz la obra de educar, ella expresó: Educar es amor, porque a partir del amor se logra todo.

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