Retos de revitalizar el Comercio y la Gastronomía en Matanzas

Revitalizar el sector del Comercio y la Gastronomía en Matanzas constituye desde hace meses una prioridad. Las máximas autoridades del territorio han reiterado en numerosas ocasiones la importancia, urgencia y necesidad que representa hoy esta tarea en un contexto económico muy difícil para las familias cubanas, donde las opciones son escasas y los precios cada vez más elevados.

Hace algunas semanas este llamado ha tomado forma. Las ofertas, aunque no cumplan del todo con las expectativas, son mayores y variadas, con precios casi siempre por debajo del mercado informal. Sin embargo, basta con que transcurra el fin de semana para que esa multiplicidad de opciones gastronómicas y de servicios estatales se reduzcan, especialmente después del horario laboral.

Esta intermitencia, expresión de falta de proyecciones del sector, no permite que se visualice a largo plazo ese despertar tantas veces pospuesto. Muchas preguntas rodean el asunto, preocupan y a veces hacen dudar al más optimista.

¿En cuántas oportunidades hemos visto inaugurar locales que, en menos de un año, e incluso menos, regresan al estado de abandono, de desidia y desabastecimiento? ¿Cuánto se habrá invertido en algunos de ellos, tras sucesivas restauraciones y cambios de uso que casi nunca resultan efectivos?

Que el “Día de la técnica” limite las ventas de espacios privilegiados por su ubicación en el centro histórico, que la baja oferta rodee a la mayoría de los establecimientos, que estos mantengan reservas destinadas a “cumplir tareas” o que la profesionalidad de quienes atienden al público continúe dejando sinsabores en la población, en nada tributan a la idea de garantizar servicios de calidad y lograr satisfacer las necesidades del pueblo matancero en medio de la gran inflación.

Hablamos de una urbe con proyecciones importantes como destino turístico, a punto de iniciar la temporada alta de este sector, que hoy permanece carente de opciones para el disfrute de estos servicios más allá del privado.

Las brechas se acentúan si nos trasladamos al interior, en especial a los consejos populares, donde, además de la profunda decadencia estructural, se tiene que lidiar con la falta de ofertas y las escasas opciones de recreación cultural.

Revitalizar un sector que depende de tantas estructuras no puede quedarse entonces en atisbos de mejoras o en “metas” circunstanciales. Requiere de un suministro estable que garantice esa diversidad, el cual, como es también sabido, resulta insuficiente.

Precisa una mirada profunda y un cambio de mentalidad a todos los niveles que despoje de una vez la comodidad de un sector acostumbrado a solo recibir la mayoría de sus recursos, pero que hoy tiene el reto de coexistir en un entorno competitivo, centrado en la búsqueda de ingresos propios, y todo ello sin perder de vista un servicio de excelencia y un sistema que coloque la satisfacción del pueblo matancero en el centro de cualquier estrategia. (Caricatura: Miguel Morales Madrigal)

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