Las cañas iban y venían
desesperadas, agitando
las manos.
Te avisaban la muerte,
la espalda rota y el disparo (…)
Desde que una humilde casa de Encrucijada, en la otrora provincia de Las Villas lo viera nacer el 14 de diciembre de 1911, la ancestral sangre mambisa que corría por sus venas lo convirtió en un fiel defensor de los oprimidos de la clase obrera y enemigo ferviente del antiimperialismo.
Reacia a las acciones de quien materializó en cuerpo y alma sus ideales, la crueldad del gobierno auténtico de Ramón Grau San Martín se personificó en el entonces capitán de la Guardia Rural Joaquín Casillas Lumpuy. Siete décadas y cuatro años desde aquel fatídico 22 de enero y aún resuena el momento en que el furor de la injusticia apagó la vida de Jesús Menéndez Larrondo en la estación ferroviaria de la ciudad de Manzanillo.
(…) Allí estaba,
la boca líquida entreabierta,
el salto próximo esculpido
bajo la piel eléctrica,
sentado en su pistola el capitán.
(…) el ojo fijo en tu pulmón,
el odio recto hacia tu voz (…)
Vasta fue en vida la trayectoria de quien partió a la inmortalidad con apenas 37 años. Su impronta revolucionaria se traduce en el actuar de organismos como la Federación Nacional de Obreros Azucareros, el partido unión Revolucionaria Comunista, las Confederaciones Nacional Obrera de Cuba y de Trabajadores de Cuba y el Sindicato Nacional Obrero de la Industria Azucarera, así como en su vilipendio a las sumisas conductas de quienes se entregaban a la supremacía extranjera. Sobresale la ocasión cuando, en pos de la integridad económica y dignidad patrias, combatió con frenesí la injusta ley aprobada por el Congreso estadounidense en su afán de dañar el prestigio de la cuota azucarera cubana.
Asimismo logró arrebatar más de 630 millones de dólares a los contubernios de la entonces oligarquía dominante y conquistas relevantes como el diferencial, la caja de retiro y asistencia social azucareros, el pago de horas extras, los descansos retribuidos, la subida de salarios, así como la higienización de los bateyes, el acceso de las mujeres a la maternidad obrera y demás beneficios para la economía y bienestar familiar de los trabajadores.
(…) Tú andabas entre ellas. Sonreías
en tu estatura primordial y ardías.
Violento azúcar en tu voz de mando,
con su luz de relámpago nocturno
iba de yanqui en yanqui resonando (…)
Solo tres sonidos se escucharon aquel día. Tres sonidos de ruindad, odio y vehemencia colmados. Rugieron los disparos y enmudeció Manzanillo. El triple estruendo laceró los tímpanos de un país. Lágrimas de sangre derramó el corazón del General de las Cañas. Firme en su último efluvio, de espaldas a su agresor, sucumbió al silencio. Y la historia, henchida de luz, lo acogió entre sus titanes.

Periodista en Radio Victoria de Girón
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