En coincidencia con un momento importante en el perfeccionamiento de su sistema, la economía cubana ha sufrido una importante caída entre 2019 y la mayor parte de 2021, cuando se inicia su recuperación y se registra un crecimiento del 2% del Producto Interno Bruto (PIB).
Entre las principales causas de esta recesión económica está el recrudecimiento del bloqueo del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, y las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 sobre la propia economía nacional y la mundial.
Debido a esto no se registró el crecimiento económico, ni la recuperación esperada. Al contrario, según los datos oficiales la caída del PIB en 2020 fue de 10.9 porciento. Obsérvese que el incremento del PIB planificado para 2022 no logra recuperar los valores del Producto Interno de Cuba alcanzado en 2018 y la primera parte de 2019.
Implementación de la Tarea Ordenamiento en 2021
Durante ese difícil escenario, a inicios de 2021, fue que se puso en marcha la llamada Tarea Ordenamiento, la cual es parte de las complejas y necesarias transformaciones que se vienen realizando en el sistema económico cubano desde hace más de una década. La dualidad monetaria y la segmentación de la economía son una enfermedad en cualquier sistema económico y es lo que se busca corregir con esta tarea.
Esta decisión de política económica está encaminada a estimular el trabajo y el perfeccionamiento empresarial. El cálculo de los principales indicadores económicos y la contabilidad debe mejorar y contribuir a transparentar las ineficiencias en todos los sectores de la economía. Ello es crucial para el propósito de mejorar un componente clave en el modelo de economía cubana: la empresa estatal socialista.
Sin embargo, debe advertirse que los beneficios para la economía de estos cambios no ocurren de modo automático, requieren la presión social y la máxima exigencia de las autoridades representativas del poder popular y el gobierno. Además, los ajustes en el sistema económico y sus regulaciones tienen costos asociados y normalmente sus efectos se observan con un retardo. Tampoco es extraño que en procesos de tal complejidad se requiera realizar arreglos y precisiones en los diseños de política, aunque hayan sido antes ampliamente debatidos y se tuvieran en cuenta opiniones de diversos expertos. La práctica es la prueba de su efectividad, y corregir los errores detectados el método para solucionarlos.
¿Por qué ocurre la inflación?
En medio de tan problemáticos escenarios, y entre los asuntos sensibles desde el punto de vista socioeconómico, asociados a la Tarea Ordenamiento se incluye la restructuración de los nuevos salarios, pensiones y jubilaciones para tener en cuenta la depreciación inicial diseñada en el tipo de cambio.
Como parte de este proceso la inflación es sin duda relevante, porque se refleja en los bolsillos de las personas y en las condiciones de vida de los distintos hogares cubanos, algunos con vulnerabilidades que respaldar. La inflación o subida de los precios reduce la capacidad adquisitiva de los ingresos nominales en los hogares.
En el presente el fenómeno de la inflación tiene un carácter internacional, porque la crisis sanitaria y la crisis económica han estimulado políticas fiscales expansivas en condiciones de paro para enfrentar la crisis sanitaria en la mayoría de los países. La condición de pandemia, o crisis sanitaria global, por la enfermedad de la COVID- 19, significó crisis económica, desarticulación de cadenas productivas globales y de servicios vinculados al cierre de empresas y negocios, ciudades, puertos y aeropuertos para tratar de frenar la expansión del letal virus. También se elevaron los precios de productos y el costo del flete.
Entre las causas de la inflación en la actual coyuntura están las crisis económicas con reducciones de la producción y el empleo, los desequilibrios macroeconómicos, el aumento del déficit fiscal y la emisión montaría sin respaldo productivo, ni otros mecanismos compensadores.
Inflación en Cuba y cómo contrarrestarla
En el caso particular de Cuba tales desequilibrios macroeconómicos generados por las condiciones de crisis económica y enfrentamiento de la pandemia han sido agravados de modo criminal y oportunista por la política estadounidense de bloqueo económico recrudecido, con la esperanza de lograr el denominado cambio de régimen para reinsertar a nuestro país en su sistema de dominación.
De todos modos y reconociendo la necesidad de reducir la inflación, que sin duda preocupa y afecta sobre todo a sectores más frágiles en nuestra sociedad, el vicepresidente y ministro de economía y planificación cubano Alejandro Gil Fernández precisó a finales del pasado año que la magnitud real de la inflación registrada hasta octubre de 2021 no tuvo la magnitud señalada por algunos comentaristas críticos, si bien superó los incrementos de precios inicialmente diseñados en casi un 10 porciento.
Además, para paliar los efectos de la crisis económica y sanitaria, el país tuvo que destinar enormes recursos del presupuesto para cubrir las crecientes necesidades del sistema de salud y la asistencia social. Ello representó incurrir en un creciente déficit fiscal, que superó la magnitud aconsejable en proporción al PIB. El déficit fiscal se incrementó significativamente en 2020 hasta un 17,7% del PIB, frente a un 6,2% en 2019.
En 2021 el déficit fiscal de Cuba fue un 18.5 porciento del PIB. Una parte de ese déficit se asume desde 2013 por la banca comercial cubana mediante emisión de bonos – lo que transfiere el problema futuro. Pero cuando los desequilibrios presupuestarios superan la capacidad de la banca nacional de absorberlo, obliga a emisión monetaria sin respaldo productivo o de servicios y ello tiene un carácter inflacionario. Debe pensarse en nuevos instrumentos de inversión de capital privado nacional y extranjeros para incrementar las fuentes capaces de cubrir estos y otros desequilibrios financieros. –incluido la ascendente deuda externa– como parte del perfeccionamiento del sistema bancario cubano.
Para lograr una disminución de la inflación motivada por emisión monetaria sin respaldo se requiere ir a su origen, disminuir el déficit fiscal, reducir los gastos o aumentar los ingresos al presupuesto. En nuestro caso, a diferencia de la recomendación usual del FMI, no es aceptable afectar los programas sociales propios del socialismo en el campo de la salud, la educación y la ciencia, pero si que se realicen de modo eficaz para extraer más de los mismos recursos en beneficio de la sociedad. Esto solo es posible aumentando la eficiencia del gasto dentro del sector presupuestario para no dilapidar recursos y lograr los resultados esperados.
También se puede y se deben incrementar el aporte a la economía, como enseñan las mejores experiencias de aplicación de la ciencia a elevar la calidad y cantidad de la producción y los servicios de manera directa o indirecta.
En general, la oferta debe aumentarse en el país. Por ejemplo, en los mercados agropecuarios de oferta y demanda se requiere incrementar la oferta de productos para que bajen los precios. Es decir, para reducir el precio de la libra de carne de cerdo, o tomates, se requiere aumentar la oferta en los mercados y para ello se necesita incrementar la producción.
Por otra parte, en el sector empresarial el incremento de las exportaciones de bienes y servicios para expandir el saldo favorable en la cuenta corriente del balance de pagos constituye un objetivo estratégico. Elevar la aplicación de la técnica y elevar la productividad tanto en industrias tradicionales como en aquellas industrias de alta tecnología y competitividad, que no solo contribuyen a la soberanía y seguridad nacional, como ha demostrado la industria medico, farmacéutica y biotecnológica con la creación de magnificas vacunas y otros tratamientos avanzados.
Contrario a lo deseado, en el sector de las empresas estatales se ha registrado un grupo de casi 500 de ellas con pérdidas estimadas en 4 mil millones de pesos y de estas sorprende existan 164 del sector agropecuario, que suman más de 2 mil millones de pesos. Sin entrar en detalles, este es uno de los problemas que consideramos requiere mayor atención para contribuir a disminuir el desequilibrio del presupuesto en lo adelante, así como los otros desbalance macroeconómicos. Se trata de un asunto de gran complejidad porque involucra el empleo, salarios, y su solución puede requerir inversiones, remodelaciones o rediseños.
En otros casos puede tratarse de un asunto de seguridad nacional o de soberanía, pero amerita un análisis profundo para llegar a una solución con la mayor inmediatez. Debe incrementarse en general la presión sobre las empresas estatales con pérdidas, baja productividad y limitada aplicación de la ciencia y la técnica avanzada, especialmente aquellas de sector agropecuario que con urgencia debe aportar alimentos o elevar las exportaciones generadoras de ingreso.
Hay que lograr disminuir considerablemente o eliminar la subvención a las empresas estatales. La empresa estatal socialista debe aportar y no ser carga para la sociedad, contribuyendo a la disminución del déficit del presupuesto. Los gastos del sector presupuestario deben ser empleados de modo eficiente para garantizar un mayor dinamismo en el crecimiento de la economía del país y elevar sostenidamente el bienestar de la sociedad.
En el presente año 2022 se espera una mejoría gradual de la economía, no exenta de dificultades y contradicciones, apoyada en el control de la pandemia, dado el alto porcentaje de inmunización con vacunas y tratamientos nacionales. Tales condiciones deben impulsar las producciones de alimentos para reducir sus precios en el mercado, aumentar las exportaciones de bienes y servicios y elevar la eficiencia del gasto publico y las contribuciones de la empresa estatal socialista a la economía del país. No es tarea sencilla ni fácil, pero es necesario y posible tensar fuerzas para alcanzar un futuro mejor.