¿Bizcocho de calabaza? Sí, por qué no

Eres lo que comes, ¿tendrá razón el filósofo alemán Ludwig Feuerbach cuando acuñó esta frase, devenida luego en refrán en muchas partes del mundo? Yanitza, creadora y dueña del emprendimiento de alimentos caseros para niños MaxiBebé, así lo piensa.

Ella, preocupada como muchas madres por qué dar de comer a sus niños en medio de la escasez y, además, por lo perjudicial que puede resultar la cantidad de componentes químicos de los productos industriales para la salud, comenzó a elaborarlos en casa para su bebé.

Entonces la idea surgió: pensó que podría ser un modo de ayudar a otras mamás que no contaran con el tiempo y cuando comenzó su negocio, allá por los días pandémicos, no imaginaba que su deseo de llevar alimentos sanos a los más pequeños de casa tendría tanta acogida.

“Fue precisamente la situación de pandemia la que me dio el impulso para arrancar con MaxiBebé, el cual me permitió tener una entrada económica en tiempos donde muchas cosas se paralizaron y, a la vez, crear comunidad en torno a la alimentación sana”.

Comenzó primeramente con compotas de frutas naturales y ha ido ampliando poco a poco sus ofertas. Granolas, bolsas de frutos secos, mantequillas de maní y bizcochos de mezclas “raras” como zanahoria y chía y calabaza y canela son algunos de las delicias que ofrece como alternativas a los dulces que usualmente degustamos.

Sin embargo, las dificultades no tardan en asomar a la puerta cuando se trata de abastecimiento. Problemas como el poder encontrar materia prima de calidad y con precios acordes para luego ofrecer un producto final que no ande por las nubes, son el talón de Aquiles de muchos emprendimientos en Cuba.

¿Cómo enfrentaste el hecho de saber que te ibas a encontrar con estas dificultades y que ibas a tener que lidiar con ellas para seguir adelante?

Pues así mismo: pensando siempre en ir hacia adelante. Las dificultades que encuentro para abastecer mi negocio son las mismas que puede encontrar cualquier cubano a la hora de pensar en su alimentación. Intento abastecerme de donde mismo lo hacen las personas en esta ciudad: agromercados, carretilleros… También tengo planes de crear alianzas con campesinos en el futuro.

A pesar de todo, para ella ha sido bonito influir en los estilos de vida de muchas personas, en los cambios de hábitos alimenticios, contribuir con la educación en este sentido, y mostrar que en Cuba también es posible llevar estilos de alimentación más saludables.

Tu negocio se enfoca en la alimentación en la infancia, ¿por qué crees que es necesario educar a los padres en este sentido?

Una vez que el bebé llega a la etapa de alimentación complementaria, cuidar de su correcta nutrición es imprescindible. Los primeros años de vida son fundamentales porque se da el crecimiento y desarrollo del cuerpo, e incidir en una cultura alimentaria que siente las bases para comer saludablemente durante el resto de la vida, es primordial.

Actualmente, hay ciertos sectores de la población interesados en estos temas de alimentación saludable y consciente, consumo responsable, veganismo… ¿A qué crees que se debe esto? ¿Cómo se puede seguir fomentando una cultura alimenticia necesaria para el mantenimiento de una buena salud y el cuidado del medio ambiente?

Yo creo que en la medida en la que uno se informa, lee e interactúa con otras experiencias, crece y encuentra caminos que son más provechosos para la vida. Esto mismo sucede con los temas de alimentación. Sí hay una tendencia mundial, acrecentada con la cuarentena, hacia una alimentación más saludable, que por consiguiente eleva la inmunidad ante otras posibles pandemias. Son prácticas que no solamente reportan beneficios para el ser humano, sino para todo el medio que le rodea, y Cuba es parte de ese mundo, aquí también se va notando esa inclinación.

Cómo seguir fomentando estos estilos de vida sería con el quehacer diario, con nuestra labor como emprendedores, productores de alimento, y que seamos capaces de brindar productos saludables y naturales y a la vez ser ejemplos con nuestras prácticas alimenticias. Eso es lo que yo intento.

¿Es realmente posible en nuestro contexto socio-económico sostener una alimentación balanceada y saludable? ¿De qué manera?

Categóricamente, sí. Existe la falsa creencia de que llevar una dieta inclinada hacia el veganismo o en parte vegetariana es más cara y no necesariamente tendría por qué ser así. Cuba es un país agrícola y lo mejor que puedes encontrar son productos del campo, pero se hace necesario dejar de asociar el comer bien con la carne y los productos ultraprocesados. Debemos darle prioridad a las ensaladas y frutas, a las viandas, los granos. Hoy en día hay niños que no comen si no es con salchicha, embutidos, que no es que sean baratos, y encima son perjudiciales, pero desde pequeños les han estado dando productos con potenciadores de sabor y ahora es más difícil para su paladar adaptarse a lo natural. No tiene que ver con los precios tampoco. Disminuir el consumo de azúcar o preferir en las meriendas jugos naturales, en lugar de instantáneos o gaseosas, es una manera de cuidarnos. Y por natural no me refiero al que viene en caja, sino a la guayaba que compramos y pasamos por la batidora, o el mango o la piña. Y si sacamos cuentas, veremos que estos son mucho más baratos.

Cambiando un poco de tema, ¿cómo ha sido tu experiencia emprendiendo como mujer en Cuba?

Ay, como mujer y como madre tengo que clonarme. Al trabajar desde la casa es una locura porque me paso todo el día trabajando, hasta cuando ya debería estar durmiendo. Me he tenido que disciplinar muchísimo y aún no logro quedarme dentro de un horario. Lo bueno ha sido que hay mucha gente emprendiendo y la mayoría son mujeres, eso es una ventaja, porque sientes que no estás sola y que hay otras mujeres que comparten los mismos problemas de: no tengo quien me cuide el niño, está enfermo, etc. De algún modo nos sentimos apoyadas.

¿Qué lugar crees que tiene el papel del emprendedor en nuestro país?

Es uno de los actores económicos de mayor peso ahora mismo. Muchas de las necesidades, tanto materiales como de educación para la vida de los cubanos, están siendo suplidas en estos momentos por los emprendedores. Las personas tienen muchos deseos de hacer, de aportar valor a sus comunidades, y además, generar empleos, lo cual ayuda a la economía del país. Pero hay cosas de burocracia, pequeñas trabas que entorpecen un poco el desarrollo de los emprendimientos.

En tu opinión y tu experiencia, ¿qué se necesita para lograr una óptima comunicación con tus clientes y crear una comunidad fiel?

Las redes sociales han sido el ecosistema donde ha crecido MaxiBebé. Tanto para promocionarme como para vender ha sido esencial la comunicación digital. Ahora mismo comenzamos la comercialización en algunas tiendas privadas de La Habana, pero antes de eso MaxiBebé existía en grupos de WhatsApp y en el perfil de Instagram, aunque la comunicación boca a boca tampoco fallaba. Para fidelizar la comunidad y mantener esa comunicación, cualquiera que sea la vía, creo que lo primordial es la transparencia.

¿En cuáles tiendas podemos encontrar tus productos?

Ama Habana ubicada en 19 entre L y M y La mixóloga en L entre 19 y 21, ambas en el Vedado y Verde Verde, en 3ra, entre 28 y 30, en el municipio Playa”.

¿Qué te impide abrir un lugar propio?

La inversión, que es grande y, sobre todo, la inestabilidad de los ingredientes, además de que los locales están muy caros y llevan mucho trabajo para acondicionarlos. Es una pena porque a veces mis clientes me preguntan si no puedo venderlos directamente ya que en las tiendas se les encarece mucho porque el precio es un 40% por encima. Por ahora solo me voy posicionando en el mercado porque en algún momento el paso se va a dar. Sin alejarme nunca, por supuesto, de mi idea principal que es crear comunidad y, además, ofrecer cursos que puedan complementar lo que ofrezco.

¿Podrías compartirnos una de tus recetas para los lectores de Bohemia?

Esta es una receta de salsa para pastas, que lleva:

– 1 berenjena tamaño mediano

– 4 o 6 tomates maduros

– 4 o 5 dientes de ajo

– 4 cucharadas soperas de aceite de oliva (o el que tengas a mano)

– 2 cucharadas de vino seco o blanco

– Unas ramitas de perejil

– Pizca de azúcar

– Sal al gusto

– Pimienta (opcional), dos o tres vueltas de molinillo.

Preparación

-El primer paso es cortar la berenjena en dados, ponerla en un colador y echarle un poco de sal. La dejamos escurrir por 30-45 minutos, tiempo en el que va a soltar un líquido oscuro que es amargo.

-En lo que la berenjena escurre, cortamos los ajos, el perejil y el tomate.

-Una vez pasado el tiempo de la berenjena, la lavamos con abundante agua y la secamos bien con un paño de cocina limpio o servilletas de papel.

-Acto seguido calentamos el aceite, y en este orden, ponemos: el ajo, hasta que comience a dorarse, luego los dados de berenjena, el tomate, el perejil y el vino.

-No añadir agua en ningún momento.

-Tapamos bien y dejamos a fuego bien bajito por 10 minutos, después de los cuales destapamos, revolvemos bien y damos el punto de sal.

-Echamos la pizca de azúcar y la pimienta y dejamos cocer tapada por otros 15-20 minutos.

-Terminado el tiempo de cocción la echamos en la batidora y batimos por un minuto aproximadamente.

-Ahora colamos.

-Debe quedarte una salsa cremosa, nada aguada, homogénea. De no ser así puedes cocinarla un poco más hasta obtener la consistencia referida.

Ahora sí ya está lista nuestra salsa casera, fresca, nutritiva, deliciosa (y vegana) solo te resta agregarla a tu plato de pasta.

¡Buen provecho!

 

 

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