“Tati” Valdés, consistente en Cuba y el extranjero

El lanzador matancero Jorge Luis Valdés Berriel es el zurdo más consistente del béisbol revolucionario cubano, tanto en los torneos nacionales como en los certámenes internacionales en los que representó a Cuba.

Valdés, quien nació  el 12 de febrero de 1961, en Jovellanos, hace 61 años, enseñó credenciales desde muy pequeño para este deporte por lo que fue captado en 1970 para la Escuela de Iniciación Deportiva matancera Luis Augusto Turcios Lima. Participó  en tres Juegos Escolares Nacionales y en igual cantidad de  campeonatos juveniles. En esta última categoría asistió a dos campeonatos mundiales.

Desde se llegada a los certámenes nacionales de primera categoría, en los años finales de la década del 70 del siglo pasado, Jorge Luis sentó cátedra, convirtiéndose en una de las principales figuras de los equipos matanceros.

Se distinguió por su excelente control, gran  repertorio, que incluía una bola rápida por encima de las 90 millas, buena curva y una bola de nudillos que hacía estragos, además de mucha ecuanimidad y coraje.

Ganador consistente, no hubo tirador zurdo en su época que se arrimara a sus 234 victorias, de ellas 46 por la vía de la lechada, durante 20 temporadas en los torneos domésticos. Los que más cerca quedaron fueron el pinareño Omar Ajete, quien obtuvo 179 éxitos, con 31 blanqueadas en 16 campañas y Faustino Corrales, con 172 ganados y 27 nueve ceros, en 23 años.

De las nuevas figuras del box, parece poco probable que en las próximas diez temporadas algún pitcher siniestro de la Isla pueda superar sus  triunfos o llegar a sus mil 982 ponches propinados, o trabajar en 519 juegos, de ellos 414 como abridor, 105 como relevista y salvar 22 desafíos. Aún más difícil sería para los actuales zurdos completar 229 choques, propinar 46 lechadas y lanzar durante tres mil 134 entradas.

Entre sus grandes actuaciones hay que mencionar las conseguidas el  31 de enero de 1984 cuando le propinó un “no hit no run” al equipo de Villa Clara en su propio estadio, Sandino, de Santa Clara, y otro similar aplicado al conjunto de Canadá, en los Panamericanos de La Habana, en 1991.

En postemporadas estuvo presente en cuatro de ellas como líder del cuerpo de lanzadores de Henequeneros, etapa en la que el conjunto ganó dos campeonatos nacionales y un subtítulo, además de un cuarto puesto. Personalmente el aporte del también llamado “Zurdo de Oro” en esos play off, fue decisivo, ya que en cien entradas permitió 30 carreras limpias, ponchó a 74 rivales y solamente otorgó 19 bases por bolas para efectividad de 2,70, con ocho triunfos, de los 15 alcanzados por el equipo.

Internacionalmente compitió con la selección nacional desde 1982 en cuatro Juegos Centroamericanos y del Caribe, tres citas Panamericanas, cuatro Campeonatos Mundiales, cinco Copas Intercontinentales, los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, los Mundiales Juveniles de 1977, en Argentina y 1978, en Venezuela, la Copa Simón Bolívar de 1985 y los Juegos de Buena Voluntad de 1990, en los que totalizó 40 victorias y perdió sólo uno con un promedio de carreras limpias de 2.28, ya que toleró 77 limpias en 302 entradas y un tercio.

Las estadísticas dejadas por Jorge Luis Valdés lo incluyen, sin dudas, en el selecto grupo de los más grandes lanzadores zurdos de la pelota cubana de todos los tiempos.

Su nombre aparece en el listado de los cien deportistas cubanos más destacados del siglo XX y es miembro del Salón de la Fama Palmar de Junco, de la ciudad de Matanzas.

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