Ramón Iglesia Valdés lleva cerca de tres décadas al servicio de la medicina, y desde hace cinco años labora como médico de emergencia en la Base Regional del SIUM en Matanzas.
A pesar de su amplia trayectoria, confiesa que trasladar pacientes graves durante la etapa pandémica resultó uno de los momentos más difíciles en su vida personal y profesional.
«El trabajo del médico de emergencias es muy sacrificado y a veces estresante. La atención a los pacientes en una ambulancia en movimiento resulta complicado. En esta etapa de pandemia hemos tenido que trabajar con niños, ancianos y hasta profesionales nuestros graves.
«Uno de los episodios que más me impactó fue trasladar a mi suegra, quien falleció por una complicación asociada a la Covid-19.»
El doctor Ramón cuenta que aunque tiene una familia dedicada también a la medicina, resultó difícil este tiempo de la pandemia por el distanciamiento establecido en su propia casa.
En sus inicios en la profesión transitó como médico de las salas de terapia intensiva en las diferentes áreas de salud del territorio; luego, las misiones internacionalistas en países como Venezuela y Ecuador marcaron una nueva etapa en su carrera como médico.
«En Venezuela fue mi primera misión internacionalista y al principio enfrentamos una situación fuerte, porque días después de nuestra llegada dieron el golpe de estado al Comandante Hugo Chávez.
«En esta nación, al igual que en Ecuador, trabajamos con comunidades indígenas a las que nunca habían llegado médicos. Tuvimos que adaptarnos a sus costumbres y estudiar mucho, porque tropezamos con enfermedades que no existen en Cuba. Cuando salí de Venezuela era un médico más preparado.»
Para Ramón Iglesia Valdés la base del trabajo de los profesionales de la emergencia radica en la humildad y la superación constante, y en la entrega total a tan noble empeño.

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