La vida digital nos invita constantemente a capturar y compartir cada instante, desde fotos de platos bonitos hasta momentos felices a postear en Facebook, Twitter o Instagram.
Sin embargo, detrás de esta necesidad de documentar todo, hay una realidad que a menudo olvidamos: la experiencia plena del presente. No se trata de hacer una purificación digital ni un experimento con la atención, sino de estar tan inmersos en el momento que simplemente nos olvidemos de narrar.
En un mundo donde la inteligencia artificial y las redes sociales potencian la creación y difusión de contenido al instante, surge la pregunta: ¿Cuánto valoramos realmente esos instantes que no se comparten? Esos momentos sin filtro, sin edición, que no buscan likes ni comentarios, pero que se quedan grabados en nuestra memoria y emociones más profundas. Son precisamente esos recuerdos los que nos acompañan cuando apagamos la pantalla y cerramos los ojos.
La inteligencia artificial y las plataformas digitales nos ofrecen herramientas para conectar y expresarnos, pero también pueden distraernos de la esencia de vivir. ¿Sabemos usar la tecnología sin que nos quite lo bonito de vivir el momento? ¿De qué forma aprovechamos la tecnología sin perder lo que realmente sentimos?
Quizá el mayor milagro no sea la historia perfecta en 15 segundos, sino el abrazo sincero que no se convierte en contenido. En tiempos donde la tecnología avanza a pasos agigantados, el desafío radica en encontrar ese equilibrio entre la vida digital y la vida real, para que ambas se enriquezcan sin que una opaque a la otra. Porque al final, lo que realmente perdura no es lo que subimos, sino lo que sentimos y recordamos.
¿Estamos dispuestos a vivir más momentos sin cámara, para que sean esos recuerdos los que realmente nos acompañen?
Por: Yadaina Ramos

Emisora municipal de radio radicada en Jagüey Grande, Matanzas, Cuba la que trasmite por las frecuencias 93.7 Mhz y 95.3 Mzh de la FM, con audio real en Internet y 12 horas diarias de programación variada