Las acciones de reafirmación revolucionaria ante los recientes disturbios vividos en algunos sitios del país estremecieron la fibra de la mayoría de los cubanos dignos, nos unió aún más, nos lanzó a un combate de ideas pero también a defender nuestro espacio, nuestra casa mayor, la Patria.
Azuzados desde el exterior, con un odio desmedido, siguiendo un guión premeditado y calco de otros aplicados en América Latina, la saña encontró resguardo entre quienes desde la Florida o en la más rancia ultraderecha norteamericana continúan soñando con apoderarse de este pequeño país, olvidando una vez la sentencia de que “quien intente apoderarse de Cuba, solo recogerá el polvo de suelo abnegado en sangre, si no perece en la lucha”.
Ilusos nuestros enemigos, mayúsculo error. Si la fibra de este pueblo valioso, heroico y resistente estaba forjada con sangre mambisa, ahora se redobla con un acero invencible no solo de ideas, sino de hechos, de reafirmación patriótica y revolucionaria, de unidad, de defensa a cada milímetro de este terruño, de nuestras conquistas, la defensa a nuestra tranquilidad, la de nuestros hijos, nietos, madres y abuelos. Nos pone más aún en guardia, y nos remite a no confiarnos. El Che lo dijo “al imperialismo no podemos darle ni un tantico así”.
En medio de un bloqueo feroz de la Mayor potencia del planeta que se recrudeció en medio de la pandemia, cuando el país se encuentra epidemiológicamente en una situación difícil por el rebrote de la enfermedad – tal como ha sucedido en el resto del planeta-, cuando en cada territorio de mayor complejidad las principales autoridades del gobierno central se “baten” junto a sus compatriotas para buscar soluciones y alternativas para frenar el número de enfermos, y espontáneamente médicos, enfermeros y personal de todo tipo se brindan voluntariamente para apoyar a quienes hoy lo necesitan con urgencia, se producen entonces estos acontecimientos, que tienen entre sus propósitos promover el caos, desestabilizar, ralentizar las acciones que realiza el país para salvar vidas, entre ellas una intervención sanitaria que ya abarca a más del 17 por ciento del total de la población cubana ya vacunada con sus tres dosis, y crear pretextos para una posible intervención humanitaria en el país que tiene un nombre muy claro: intervención militar.
A nuestros enemigos les duele la resistencia. Una resistencia dura, difícil, compleja, que exige un esfuerzo heroico cada día, el de sobrevivir y avanzar, más complejo hoy por el escenario sanitario, y que han querido aprovechar las hordas desde Estados Unidos para canalizar sus frustraciones porque en medio de tantas adversidades CUBA, en mayúsculas, crea sus propias vacunas, apela a sus propias reservas y no se pone de rodillas ante un imperio que no ha podido jamás contra este pequeño archipiélago.
Duele entonces que existan personas confundidas, haciéndoles el juego a grupúsculos de contrarrevolucionarios o antisociales, que han tenido las mismas oportunidades que otros que trabajan y aportan, a quienes nunca se han discriminado, y quizás ahora mismo por sus venas corra líquido de nuestras vacunas, porque el país le da similares derechos a todos.
¿Qué pensarán esas personas si sus hijos, esposas o nietos sufrieran el impacto de una piedra o de la violencia que ellos mismos ocasionaron? ¿No se han puesto a reflexionar que muchos de los saqueos que ocasionaron en tiendas o roturas de vehículos, son recursos que el propio Estado ha tenido que adquirir kilo a kilo desafiando un voraz bloqueo que suma 243 medidas durante los últimos tiempos, de parte de los mismos que les incitan al odio y la violencia?
Son los mismos esquemas que el imperialismo emplea en otras naciones de este continente. Guerra de Cuarta Generación, Guerra No Convencional, golpes “suaves”, aderezados primero con una artillería de informaciones falsas e incitación al odio en redes sociales, con manipulaciones burdas que han sido desmontadas durante las últimas horas, con imágenes fabricadas que recorren el mundo para sembrar falsas verdades, con el criterio de demonizar un país que ha dado su ayuda solidaria en médicos en medio de una pandemia, que nunca ha dado lo que le sobra sino que lo comparte.
Es la misma guerra que aplicaron en la hermana Venezuela o Bolivia, utilizando todos los ingredientes: líderes prefabricados en las redes sociales, dividiendo, desuniendo, taladrando poco a poco, minuto a minuto el pensamiento y la ideología de las personas.
Se equivocaron. No solo por el derecho de los patriotas cubanos a defender nuestra nación, sino porque como dijera y ratificara nuestro presidente, los problemas de los cubanos se resuelven entre cubanos.
Ejemplos de cómo el imperio “resuelve” los problemas sobran. Con bombas que matan a niños y personas inocentes, con la política de tierra arrasada, con el linchamiento de líderes y de todo el que defiende el Socialismo.
Una vez más invoco la letra del poeta cuando en su épica canción afirma “Puede que algún machete se enrede en la maleza, puede que algunas noches las estrellas no quieran salir, puede que con los claxons haya que abrir la selva, pero a pesar de los pesares como sea Cuba va…!”.

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