Las comunicaciones en la batalla de Playa Girón

La victoria de Playa Girón en abril de 1961 fue posible gracias al empeño, la resistencia y la valentía de los combatientes cubanos y el apoyo del pueblo desde la retaguardia. El municipio de Jagüey Grande constituyó en aquel abril de 1961 bastión fundamental para el triunfo en la defensa de la Revolución. La agitación, el desvelo, la solidaridad y la contribución fueron lo cotidiano durante aquellos días en esta localidad del sur matancero. Los pobladores se incorporaron a la atención a heridos y evacuados, elaboración de alimentos, improvisación, avituallamiento y funcionamiento de hospitales, cocinas, lavanderías, y otras instalaciones, a las donaciones y recopilación de bienes necesarios, además, donó su sangre, cuidó las calles y aseguró el transporte y las comunicaciones.

Uno de los aspectos más significativos en este proceso fue garantizar las comunicaciones y en ello mucho aportaron varios establecimientos y sus trabajadores.

En el local del Correo, ubicado entonces en calle Reyes entre Martín Marrero y Máximo Gómez, hoy calle 15 No5413 entre 56 y 54, se trabajó las 24 horas del día en el envío de telegramas, cartas, giros; entre los combatientes y sus familiares y de la población hacia otros puntos del territorio nacional y viceversa. En esta labor participaron Nilda Sanabria Pérez y Elda Gómez, miembro del secretariado de la Federación de Mujeres Cubanas.

Otra importante misión, que se realizó en esta entidad, fue el traslado de la ropa sucia de los hospitales hacia las lavanderías improvisadas por la población, y de estas,una vez desinfectadas y limpias nuevamente hacia los hospitales. Este traslado se hacía en el carro de este centro, manejado por José Chirino.

En este ámbito fue loable el trabajo realizado por Omelio Lamas de Armas en el carro alto- parlante del gobierno local. En este cometido lo acompañaron Ángel Fierro y Alberto Almeida. El vehículo, recorrió las calles de la ciudad y las zonas rurales; por las carreteras que conducen a Agramonte, Torriente y el Circuito Sur; informando a la población de todo cuanto ocurría y exhortando a responder presentes ante el llamado de la Patria.

Por este medio se incitó al pueblo a donar sangre, catres, camas, toallas, sábanas, y medicamentos, para abastecer los hospitales de campaña que se instalarían. Ante la convocatoria los jagüeyenses acudieron, independientemente de posiciones políticas.

Pinza de empalme utilizada para instalar el teléfono de magneto en la administración del Central Australia durante los sucesos de Girón, en abril de 1961.

Las comunicaciones vía telefónicas fueron fundamentales para alcanzar la victoria con la mayor brevedad posible. El aseguramiento deeste servicio permitió que se pudieran transmitir las noticias hasta la capital cubana, lugar donde se encontraba el Comandante en Jefe. Por este medio se impartieron las primeras orientaciones sobre las operaciones que se debían realizar. Además, se solicitaron refuerzos de tropas, armamentos, municiones y otros pertrechos, alimentos, atención médica, medicamentos y materiales sanitarios para atender heridos. La existencia de comunicaciones posibilitó la dirección permanente de Fidel Castro sobre la batalla.

Al conocerse la noticia de la invasión una de las tareas inminentes fue asegurar el correcto funcionamiento de las líneas telefónicas y de los teléfonos.

Entonces, Jagüey Grande contaba con aproximadamente 100 teléfonos de magneto y varios de ellos ferroviarios. Existía un pequeño centro telefónico en la casa de María Josefa Orjales Villa, quien desde 1953 era la responsable del mismo. Se encontraba ubicado en la calle Máximo Gómez ente Mora y 24 de febrero, No. 909, actual calle 54 entre 11y 9.

Las comunicaciones se establecían a través de 4 líneas:  2 con Jovellanos, 1 con Colón y otra con Agramonte. La empresa radicaba en Matanzas con el nombre 13 de Marzo. Las operadoras de este centro eran Inés Anchonfork, María Josefa Rodríguez y Gladis Santana.

Los principales linieros: Leoncio Quintana y su ayudante Roberto García. Ambos vivían en el poblado de Agramonte y eran los técnicos que atendían las instalaciones y reparaciones telefónicas en las zonas de: Jagüey Grande, Agramonte, Perico, Pedro Betancourt, Torriente, Colón y el tramo que comprendía Pedro Betancourt –Guareiras, en el Circuito Sur.

Estos linieros fueron citados desde las primeras horas del día 17 de abril de 1961 para garantizar las comunicaciones durante los heroicos días de Girón. Atendieron los teléfonos instalados en Jagüey Grande y en las oficinas de la administración del central Australia, que sirvieron de Comandancia a las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

En la Comandancia del Central Australia, por orden del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, fue colocado el teléfono de magneto que se empleó en la conducción de la batalla. Fue instalado entre las 6:00 y 7:00 de la mañana del día 17 en contacto directo con el Estado Mayor General de las FAR, en La Habana. Cuando el capitán José Ramón Fernández arribó a Australia, para organizar el Puesto de Mando, ya Fidel lo esperaba del otro lado del teléfono para proporcionar orientaciones y conocer la situación en la zona.

Esta acción fue crucial para alcanzar el triunfo en menos de 72 horas, pues posibilitó el intercambio constante entre el líder histórico de la Revolución y el capitán Fernández, jefe de la ofensiva revolucionaria por la dirección Oeste.

En el cumplimiento de la misión asignada, los operadores llegaron hasta Pálpite, próximo a las trincheras enemigas, lugar donde estaba ubicado un teléfono ferroviario. Allí recibieron la orientación de retornar a la Comandancia de las FAR, donde permanecieron hasta el día de la Victoria.

Muchas acciones se desarrollaron desde la retaguardia jagüeyense en aquellos inolvidables días de abril de 1961. Gracias al esfuerzo mancomunado de sus valiosos hijos se dibujó la victoria.

Colaboración especial para este medio de las historiadoras Ereida Domínguez González y Marvis Cuñarro Pérez, del Museo Comandancia de las FAR. 

 

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