Más de 41 mil pacientes enfermos con la Covid-19 en las edades pediátricas hasta el cierre del pasado 18 de julio, entre ellos 2 mil lactantes, constituye un bombillo rojo. Y si una buena parte de esta cifra – en el orden de los 8 mil se reportó durante la última semana, entre ellos más de 400 lactantes- entonces la atención es doble. ¿Cómo sucedió? ¿Cuáles fueron las causas y condiciones que propiciaron la ocurrencia de estos contagios de pequeños y adolescentes?.
Una evaluación ofrecida por la Doctora Lissette del Rosario López González distingue entre las principales los riesgos los contactos intradomiciliarios, lo que coloca a los adultos con la mayor responsabilidad familiar para evitar que las personas se enfermen.
No fueron el azar o la causalidad las premisas que provocaron los dígitos anteriores de pacientes contagiados con la Covid-19 en edades pediátricas, y aunque pudo serlo en algún caso, lo fundamental ha estado en el incumplimiento de las medidas de bioseguridad y distanciamiento físico que comprometieron a personas indefensas que debieron permaner al cuidado familiar para su protección.
Aunque sobre este asunto se insiste, ahora con la actualización del protocolo para el manejo clínico de pacientes confirmados con el virus, sus contactos y los sospechosos, la responsabilidad en el modo de actuación familiar, especialmene dentro de cada hogar se multiplica, pues en buena medida de ella dependerá no solo evitar un crecimiento del número de enfermos, sino también contribuir a hacer más efectivo el ingreso domiciliario de positivos o de contactos, previa y rigurosa clasificación de cada persona por los especialistas de la atención primaria de salud, como lo establecen los nuevos protocolos.
Si a ello sumamos que el escenario de este tercer rebrote de la enfermedad está marcado por la circulación de cepas más agresivas y con un alto nivel de transmisibilidad, entonces un descuido o el subestimar la posibilidad de contargiarnos puede multiplicar los casos positivos, a juzgar por el número de contactos por cada persona enferma, donde se incluye el grupo de las edades pediátricas.
Una nueva mirada a los enfermos con la Covid-19 en estas edades en Cuba, revela que el impacto de la enfermedad en el organismo ha sido sistémico, y quienes en su mayoría han sido contagiados con el virus han presentado síntomas.
Eso ha implicado trastornos en órganos, la aparición de diarreas, neumonías, deshidratación, y también daños neurológicos y cardiovasculares que requieren de un tratamiento inmediato en el orden clínico tan riguroso como el de un adulto, con la diferencia de que se trata de un cuerpo más frágil pues estamos hablando de los primeros años de vida.
Una alta preparación de nuestros especialistas en Pediatría en las áreas de atención primaria y secundaria, unida a una eficaz pesquisa han podido detectar enfermos en tempranas edadades en la comunidad.
Se une un robusto proceder hospitalario y también protocolos efectivos en aquellos casos que han llegado a las salas de cuidados intensivos con un nivel de supervivencia del 98,9 por ciento en estas últimas, así como el permanente seguimiento en la recuperación de los pacientes convalecientes, cada uno de estos ingredientes avalan el alto nivel de nuestros especialistas para enfrentar la Covid-19, atendiendo a las principales tendencias en los tratamientos a escala internacional y la propia experiencia cubana en estos largos meses de enfrentamiento a la enfermedad.
Entre las lecciones aprendidas está el actuar con anticipación para que a nuestras terapias no solo ingresen los críticos o graves, sino aquellos que se prevén son de cuidado o transitan hacia una condición más desfavorable.
A partir del nuevo protocolo de Salud Pública para el enfrentamiento a la Covid, la Pediatría tiene retos importantes que deben ser acompañados desde la responsabilidad familiar.
En la atención primaria, secundaria y los Médicos de la Familia se inició una rigurosa preparación a nivel nacional con la mirada puesta en materializar con la mayor exactitud posible la clasificación de los pacientes pediátricos que en las nuevas condiciones cumplen las premisas para el ingreso domiciliario y cómo seran seguidos ¨es importante para no errar, dijo recientemente la Doctora Liset López González- recabar el apoyo de las familias, y la manera en que se llega a ellas, aquí es esencial más que determinar quiénes entran en el ingreso, tener la seguridad y estar convencidos de quién no cumple criterio¨, sentenciaba.
El hecho de que la condición de paciente de cuidado supere a la de los críticos y graves como tendencia, ha sido evaluado como importante, porque ha permitido anticipar los tratamientos, sin embargo, lo principal es que nuestros niños, adolescentes y jóvenes no se enfermen.
Con la premisa de que ellos son el futuro y la continuidad, el nuevo llamado en las actuales circunstancias del nuevo rebrote de la enfermedad, continúa teniendo en la diana a las familias, la responsabilidad en el cuidado de estos grupos de edades y el cumplimiento riguroso y exacto de los protocolos de bioseguridad.
El hogar debe ser el espacio seguro para la protección de nuestros seres queridos, y ello dependerá en gran medida del actuar de los adultos, como garantía para que el virus no aproveche ninguna fisura que después tengamos que lamentar.
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