El sacrificio de muchos merece respeto

Con la participación de todos lograremos cortar la transmisión de SARS-CoV-2 en Matanzas, asegura el doctor Pérez Díaz. Foto: De la Autora

El doctor Carlos Ricardo Pérez Díaz está convencido de que el compromiso con la profesión, el altruismo y la solidaridad están por encima de cualquier conducta individual, certeza que lo ha acompañado en sus 20 años de graduado.

Por eso no dudó en decir sí cuando le propusieron venir al auxilio de Matanzas. «Es un placer estar aquí, en el epicentro de la COVID-19 en Cuba», dice el especialista de primer grado de Medicina Interna, que al momento de aceptar la nueva misión apenas llevaba dos semanas en el país.

«Estuve seis meses en Panamá. Solo tuve tiempo de cumplir el régimen de aislamiento, pero eso poco importa», confiesa un facultativo fogueado en poner conocimientos y empeños a favor de la salud de los otros.

Antes de la italiana Lombardía, donde fungió como jefe de la Misión Médica, asistió a víctimas del terremoto y el aluvión en Chile, y también estuvo en África.

Recuerda la similitud entre lo vivido por Matanzas en este pico de la pandemia y cómo la contagiosidad de la cepa de aquel entonces estresó los servicios de Salud en Italia. Llegaban al unísono más casos de los que estaban acostumbrados a recibir. Una situación, así genera mucha ansiedad entre las personas y afecta la atención personalizada a pacientes que pueden agravar o ponerse críticos muy rápido.

A su juicio, un factor que conspira en medio de una crisis sanitaria tan larga es el agotamiento físico y síquico de los sanitarios en general. Por eso hay que renovarlos para que descansen, y retornen con mejor pensamiento médico y rindan más.

Comparado con países donde colaboró, Cuba está en franca desventaja. «El bloqueo de los Estados Unidos perjudica el sistema nacional de Salud de una manera cruel. Su nocivo impacto lo vemos cada vez que tenemos que ventilar a un paciente, mantenerlo en terapia intensiva, cuando faltan insumos, tecnologías o se impide la compra de reactivos y medicamentos. Las propias vacunas ya estuvieran mucho más desarrolladas en su producción….»

En el hospital docente Comandante Faustino Pérez, el intensivista comparte su sapiencia de enfrentamiento al coronavirus, algo sin precedentes en sus dos décadas de egresado. El SARS-CoV-2 ha cobrado demasiadas vidas en un corto período.

A pesar de ser Delta más peligrosa por su alto poder de contagio, Pérez Díaz asegura se cortará la transmisión más temprano que tarde, para “poder disfrutar de meses mejores, incluso más productivos para el país”.

Sin embargo, insiste, el inicio de todo es la protección. «Es mejor precaver, que tener que tratar. No ayuda estar por gusto en la calle, exponerse, dejar de usar la mascarilla, las medidas de contención. Eso eleva los riesgos de infectarse, el flujo indiscriminado hacia la red de centros del Minsap, crecen los positivos, y las posibilidades de llegar a la gravedad, a un estado crítico y al fallecimiento». 

Preocupa, reflexiona, que algunos no tomen en serio tan peligroso contexto. «A veces solo se lamenta cuando se está enfermo o le pasa a algún familiar. No hay que experimentar un momento así. Hemos perdido a valiosos compañeros enfrentando la COVID-19. Eso duele, claro que duele, pero no nos amilanará. Seguiremos apoyando. Trabajaremos dondequiera que un ser humano lo necesite, es nuestro juramento Hipocrático y a ello no faltaremos”.

Según su punta de vista, la población ha dado muestra de ser disciplinada, consciente, culta y entiende la importancia de desterrar conductas irresponsables y ponerle freno a los indisciplinados. Solo entre todos, podremos parar la transmisión, alienta.

Pérez Díaz no fue el único en poner en pausa el regalo de quedarse en casa, disfrutando de sus vacaciones. A ese legítimo derecho también renunciaron otros que como él integran el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve.

Al facultativo le reconforta cuánta solidaridad convoca Matanzas. Por eso agradece la presencia de equipos sanitarios de otras provincias, bajo la conducción certera de cuadros del Ministerio de Salud Pública (Minsap), que están permanentemente asistiendo en la organización para poder frenar el contagio.

En cambio, el intensivista tiene un importante mensaje que transmitir: «El sacrificio de muchos, incluidos los de la Salud, merece respeto», sostiene.

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