
Alejandra Sánchez Calderín convirtió su hogar en el aula, a la que hace casi dos años no puede asistir debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
Esta adolescente de Boca de Camarioca, al igual que el resto de los estudiantes en todo el país, iniciaron el curso escolar el 6 de septiembre de forma televisiva.
Al respecto, Alejandra, quien cursa el octavo grado en la Secundaria Básica Juramento de Baraguá, de la comunidad cardenense, refirió que el método de estudio resulta muy provechoso, pues le ha permitido mantenerse al día con los contenidos correspondientes al curso por el que transita actualmente, además de que le ha posibilitado no perder el hábito de estudio.
Sin embargo, la alternativa ideada por el Ministerio de Educación en Cuba ha constituido un gran desafío para toda la familia.
Para Jorge Luis Lima Mantilla, estudiante del noveno grado de la ESBU Juramento de Baraguá, «nunca las teleclases sustituyen la escuela, el hecho de recibir las orientaciones de forma directa, es decir, que si tengo una duda, ahí mismo puedo aclararla. Yo extraño mucho a mis compañeros, mi aula. Nada es como eso», concluyó el adolescente.
Clara Amelia de la Cruz Ramos, abuela de Jorge Luis, considera que «los niños se han relajado. El tiempo en casa los ha desmotivado y eso conspira contra el correcto aprendizaje». Sobre ese tema, Sulami Calderín Álvarez, tía de Alejandra, afirmó que en la mayoría de los casos los padres han necesitado estudiar nuevamente el contenido con sus hijos para poderlos ayudar, lo cual demuestra cuán vital se ha vuelto la familia en el aprendizaje de los más pequeños de casa.
No obstante, maestros y profesores de las diferentes enseñanzas apoyan el proceso que de forma excepcional se lleva a cabo en los hogares.
«Nosotros hemos ofrecido orientación metodológica a los padres, hemos visitado las casas en la medida de lo posible, de acuerdo con la situación epidemiológica; hemos entregado hojas de trabajo para los niños, y actualmente nos encontramos apoyando el proceso de vacunación en edades pediátricas», explicó Niurka Pérez Rodríguez, directora de la escuela primaria Pedro Lantigua.
El ansiado retorno a los salones de clases exigirá gran sacrificio y dedicación por parte del personal docente.
«El diagnóstico inicial será la base de todo una vez se reanude el encuentro presencial. A partir de ello, maestros y profesores podremos medir, evaluar y controlar el estado en que se encuentran nuestros educandos. Estamos conscientes de que existirán alumnos muy rezagados, con quienes trabajaremos el doble, pero la concepción es que todos marchen al mismo ritmo. Sabemos que será difícil, pero no imposible», explicó Lourdes Vasallo González, maestra de primer grado de la escuela primaria Pedro Lantigua.
Vacunarse, no descuidar las medidas higiénico-sanitarias y recibir las orientaciones educativas correspondientes deviene responsabilidad de todos y cada uno de los miembros de la familia, de lo cual dependerá en gran medida el regreso a la tan ansiada normalidad.

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