Ser un cineasta con una extensa obra documentalística y haber dirigido uno de los pocos filmes cubanos de temática infantil, en una adaptación criolla y contemporánea del Mark Twain de El príncipe y el mendigo es suficiente para ser motivo de admiración en Cuba. Si a eso se añade llevar el apellido y la ascendencia del autor de clásicos del imaginario nacional como el Elpidio Valdés y Vampiros en La Habana, más que más.
Pero llegar con ese aval al erial artístico que es Miami, patria del reguetón más comercial, de la televisión cloaca y donde el único audiovisual que puede ser financiado es el de la propaganda anticomunista con lenguaje de la Guerra Fría, requiere del artista, por talentoso que sea, su subordinación a la estrecha tolerancia de un mercado que sólo admite una postura si de Cuba se trata.
Y así Ian Padrón ha pasado de estar detrás de las cámaras a estar delante, de cineasta a youtuber y de artista crítico, como debe ser todo artista, a propagandista complaciente de la fauna de personajes que, financiados por Washington, han protagonizado el último período de la guerra híbrida de Estados Unidos contra Cuba: Desde Yunior García Aguilera hasta Julio César Guanche, pasando por Saily González y Laura Tedesco. Y para legitimarlo, colocando entre col y col una lechuga, el capital de sus antiguas relaciones con la vida cultural en la isla le permite atraer a algún artista residente en Cuba, que aun pueda creer en su cada cada vez más lejana cercanía con la causa de Elpidio Valdés.
Así intentó manipular a Israel Rojas, que brilló con la firmeza de su postura ante las trampas nada sutiles que le tendiera el realizador de Habanastation, y ahora se lanza en control de daños con una muchacha que con sus …años bien puestos supo sostener una coherencia discursiva sin hacer concesiones al ex partidario de los mambises que ahora pertenece a la plantilla de los rayadillos de internet.
Había que cobrarle a Elizabeth Rodríguez la terrible ofensa de decir en la televisión cubana que no dialoga con personas pagadas por los mismos que Juan Padrón caracterizara tan bien en Elpidio Valdés contra dólar y cañón y allá fue el ex Elpidio trasvestido en Media cara a cobrarle tamaña ofensa sólo para que una María Silvia del siglo XXI lo pusiera en su lugar.
Seguramente el nuevo Media cara que ya no trabaja para los panchos sino para los Mr Chains contemporáneos y parece desconocer al Mark Twain fundador de la Liga antimperialista contestará airado este breve comentario. Pero la contestación de quienes seguimos fieles a Elpidio Valdés está ya en el viento, basta actualizar ligeramente los versos de Pedro Péglez que en voz de Frank González inmortalizara Juan Padrón, para responderle por adelantado:
trágate tus palabrotas,
sucias de fango extranjero,
pues tu lengua pendenciero
lame a los panchos (y yanquis) las botas.