«Había un cañadoncito muy estrecho; por el fondo corría un hilito de agua transparente, casi imperceptible; lo cruzamos de un salto y continuamos la marcha. Pero, y ahí mismo, oímos un ruido descomunal, que venía hacia nosotros».
Entonces el hoy meteorólogo Rolando Baza Pacho, y su compañero, se detuvieron en medio del cafetal, y al volver la vista, el arroyito que acabaron de cruzar «bajaba que metía miedo. El hilito engordó hasta no sé cuántos metros, y arrastraba piedras de tamaño suficiente para derribarlo todo a su paso». Esperaron horas para el regreso.
Similar susto pasó Miguel Cerguera Dupuy en Arroyo del Medio. Una tarde faltó el agua en la escuela donde estudiaba, y con dos profesores y unos 20 muchachos fueron a bañarse al río Toa, distante unos 150 metros. Ya dentro del agua, sintieron acercarse un jinete a todo galope: «salgan, o el río se los lleva», dijo el hombre. Salimos muy asustados, y ahí mismo llegó la estampida. Si nos coge con esa fuerza, ninguno de nosotros hubiera hecho el cuento».
Anécdotas similares abundan en zonas con características como las de Guantánamo, donde existen redes hidrográficas que nacen en las montañas. La provincia posee 82 ríos, muchos de ellos con pendientes pronunciadas en algunos tramos, comenta Rolando Baza.
Cuando les llueve fuerte en la cabecera, las corrientes alcanzan velocidades peligrosas, arrastran todo a su paso, y llegan con esa fuerza a otros segmentos del cauce en los que no ha llovido; pueden sorprender y ocasionar catástrofes, confirma el especialista.
Baza y Miguel hicieron el cuento; otros no corrieron la misma suerte. Un fenómeno similar dejó sin vida a tres jóvenes, el pasado domingo, en la localidad holguinera de Guaro, municipio de Mayarí, donde una súbita avalancha del río impactó a 17 muchachas y muchachos.
Ante el saldo fatal, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, lamentó en Twitter el fallecimiento de los tres adolescentes, y expresó sus condolencias a los familiares.
Tres vidas adolescentes se han perdido con la fuerte crecida del río Guaro, sitio entrañable de la geografía rural holguinera que conocemos bien. Mis condolencias a sus seres queridos. Seguimos de cerca evolución de los lesionados.
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) June 1, 2021
De la evolución del resto de los accidentados por la estampida del río Guaro, un parte del hospital pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja, de Holguín, daba cuenta de que solo permanecía ingresada Sheila Quiala Sánchez, de 16 años, quien se mantenía estable.
Algunos estudiosos del clima y de los eventos que este desencadena opinan que, junto al carácter fortuito del suceso, actuó la inexperiencia o la falta de cuidado. La zona, dicen, estaba bajo precipitaciones, un elemento que siempre deben tener en cuenta quienes viven, trabajan o realizan cualquier actividad cerca de las corrientes de agua.
En tal sentido, un informe sobre el suceso, presentado a las autoridades del territorio, aclara que en la tarde del nefasto incidente se observaba nubosidad cargada al suroeste de Mayarí. Aclara que en Guaro no hubo precipitaciones, lo que indica que el grueso de las lluvias se produjo en el nacimiento del río homónimo.
José Piña Silva, especialista del Grupo de Pronóstico del Tiempo y Estado del Mar del Centro Meteorológico Provincial, especificó que esta entidad, desde el pasado 27 de mayo, anunció lluvias fuertes en el este de Holguín.
LAS CRECIDAS, SEGÚN LOS EXPERTOS
Hace poco más de un año colapsó el puente sobre el río Zaza del Medio, impactado por una avalancha. Las imágenes difundidas todavía sobrecogen. Dos jóvenes salvaron sus vidas de milagro, por milímetros, y, como siempre, la curiosidad irresponsable, el descuido…
Por sus riesgos y costos, advierten expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las crecidas constituyen un riesgo de consecuencias potencialmente devastadoras. Afectan numerosas regiones y a millones de personas en el mundo todos los años, con pérdidas que aumentan exponencialmente en las últimas décadas.
Los especialistas de la OMM convocan a elaborar sistemas de predicción y alerta tempranas, a fin de que la población pueda reaccionar a tiempo ante tales desastres, que tienden a aumentar debido al cambio climático.
Piña Silva percibe que la labor de prevención de riesgos tiende a complicarse, entre otras cosas, porque se acortan los periodos entre las lluvias intensas pronosticadas, y el momento en que se producen».
Hay que ver las características de los sistemas acuíferos, las condiciones en las que se sobresaturan con las lluvias, dijo, porque, en su opinión, las arrolladoras y repentinas avenidas de los ríos serán cada vez más frecuentes.
«Por eso hay que elevar la percepción de peligro y riesgos de las personas y prepararlas para esa situación. Sin perder de vista la capacidad de las autoridades para organizar el aviso temprano a la población, esta debe estar apta para actuar preventivamente, de acuerdo con las vivencias de cada localidad y la información sistemática que se les hace llegar».
Para no dejar dudas acerca del tema, mostró a Granma el modelo digital de pronóstico estudiado minutos atrás, que indicaba lluvias fuertes en Santiago de Cuba y Guantánamo en las siguientes 24 horas. Sobre lo que estaba por pasar en la última provincia, aclaró, habría que mantener los ojos abiertos. Cuando llueve en las zonas montañosas próximas a Holguín, recordó, a esta le viene encima buena parte de lo precipitado, escurrido desde el lomerío.
DE CARA AL PELIGRO
Cuadros y especialistas de la Defensa Civil en Guantánamo y Holguín explicaron a Granma cómo esos territorios intentan reducir vulnerabilidades frente a crecidas e inundaciones, apoyados, en primer lugar, en sistemas de alerta.
Ulises Rodríguez del Toro, jefe del Centro Provincial de Gestión de Reducción de Riesgos de Desastres, aclaró que en Guaro no existe punto de alerta temprana, lo que no niega el trabajo preventivo que se realiza en todo el territorio de Mayarí con respecto a los eventos meteorológicos, porque en ese municipio, como en los otros 13 de la provincia, también hay centros homólogos.
«Mayarí dispone de cinco puntos de alerta temprana, ubicados en la cabecera municipal. Su ubicación, como ocurre con los 51 que existen en toda la provincia, responde a estudios de vulnerabilidad, riesgos y peligros. Se tuvieron en cuenta los lugares que quedan aislados durante huracanes y otros eventos meteorológicos».
Debido a la complejidad de los eventos meteorológicos en el este holguinero, puntualizó, en esta región se encuentran 15 de los mencionados puntos. En Sagua de Tánamo, por ejemplo, a lo largo del cauce del río Sagua, fueron instalados cinco. Entre ellos, en La Plazuela y El Miguel, próximo a los límites con Guantánamo. Personas entrenadas, por medio de plantas de radio, advierten sobre el peligro de crecidas a quienes viven aguas abajo.
De igual forma, el territorio guantanamero dispone de un sistema de vigilancia y de alerta meteorológica e hidrológica, y cuenta con personal entrenado en su explotación. Sin embargo, acota el teniente coronel Alexander Vázquez de Dios, jefe de la Defensa Civil en el Alto Oriente, la cooperación entre las diferentes zonas y municipios también es clave y la provincia la ha fortalecido, a partir de experiencias de años anteriores.
«Hemos llegado a preparar a colaboradores en comunidades y zonas –dijo Vázquez–; eso es ganancia de tiempo, sin perder eficacia», acotó. En tal sentido, Miguel Cerguera Dupuy, especialista de la Defensa Civil, puso como ejemplo una comunidad que en Manuel Tames, en una ocasión, sin recibir lluvia, estuvo en peligro por la crecida del río. «Sucede que llovió en Felicidad de Yateras, y el río creció. Ya eso no nos sorprende, entre otras razones, porque existen voluntarios pendientes y avisan de inmediato».
Similar colaboración se ha establecido entre la zona de Felicidad de Yateras y Yateritas (San Antonio de Sur), donde desemboca un río que nace en las montañas yateranas, y así mismo coordinan la alerta los municipios de Imías y Baracoa. Sin duda, para los guantanameros los golpes de ayer son enseñanzas ahora.
De cara a la actual temporada ciclónica, que otra vez se vislumbra activa, y por indicaciones del Jefe del Grupo Temporal de Trabajo, el territorio adopta medidas adicionales, como la revisión y el diagnóstico de los cabezales de puentes sobre ríos proclives a las crecidas, añadió Vázquez de Dios.
Eso sí, para preservar vidas y bienes frente a inundaciones y crecidas de ríos, nada sustituye a la prudencia, a la responsabilidad individual y al sentido común. En eso coinciden, sin excepción, los expertos. A fin de cuentas, muchos fenómenos naturales alcanzan la categoría de desastres debido a factores humanos que van, desde la imprevisión y el desconocimiento, hasta el descuido o la capacidad de reacción.
Tomado del Granma

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