Con música y perseverancia, todo es posible (+audio)

Ante los problemas y batallas que cada día enfrenta el ser humano, aparecen dos actitudes posibles: abrir puertas a la depresión, las quejas y la molestia, o simplemente mantener un corazón alegre, una sonrisa dispuesta y un espíritu firme. La vida, al contrario de lo que muchos creen, no siempre es color de rosa, pero en medio de las dificultades, puede reflejarse la verdadera belleza de las almas.

Esta verdad se manifiesta en el instructor de arte Lázaro Ulloa Bobeda, quien presenta ceguera completa de nacimiento, discapacidad que representa para él, no un obstáculo, sino un proceso de aprendizaje y superación.

“La música llegó a mi vida desde que yo era niño. Me llamaba la atención oír las canciones. Mi abuelo me hizo un pequeño tambor y unas claves, y con eso cantaba en el portal de mi casa. Me gustaba escuchar las películas de Pedrito Fernández; y me aprendía las canciones que mi familia ponía en la grabadora, repetidas veces”

Lazarito, o Lachi, como la mayoría de sus amistades y conocidos lo llaman, cantaba también en la escuela, con participaciones en matutinos, festivales pioneriles, y festivales Cantándole al Sol a nivel municipal y provincial, que constituyeron sus primeros momentos con la música.

– Sus estudios académicos

“Estudié en la Escuela Especial Abel Santamaría de La Habana, única en el país en aquellos días donde podía estudiar. Mi mamá estuvo conmigo durante las primeras semanas pues empecé con solo tres añitos. Allí aprendí a coger los cubiertos de forma correcta, a ubicarme en el espacio, y a utilizar mis manos para reconocer los objetos”.

En los grados posteriores aprendió a leer y a escribir por medio del Sistema Braille, y durante el período especial, debido a las dificultades existentes en el país con la economía y el transporte, su mamá decide trasladarlo a la Escuela Especial Abraham Lincoln, hoy Frank País, que abrieron en Matanzas.

En este centro recibió clases de música por primera vez, y despertó dentro de él una pasión por la guitarra.

“Me llevaban a casa de un maestro, y con él aprendí los primeros arpegios y acordes. Siempre me atrajo este instrumento, y aprender a tocarlo me resultó más sencillo que otros. Me gustaba cantar y acompañarme con la guitarra, por eso la elegí”.

Lachi vuelve a La Habana para pasar la Secundaria, y admite que en estos años no pudo dedicarle mucho tiempo a la música. Nuevamente en Matanzas, le llega la carrera de Instructor de Arte en la especialidad de Música, y ahí comenzó su verdadero despegue musical.

“Allí estudié otros instrumentos con más profundidad, canto coral, percusión, ritmos cubanos, y por supuesto, la guitarra como prioridad”.

– Retos que enfrentó durante sus estudios

“En la Escuela de Instructores de Arte, el mayor desafío para mí fue el gran cambio, ya que hasta ese momento había estudiado en escuelas especiales. No contaba con bibliografía Braille. Para mi dicha, una profesora de Musicografía supo de mi situación, y se dispuso a ayudar. Me enseñó cómo se escriben las notas musicales en Braille, los signos para los compases, la respiración, y las octavas en el piano. Me dictaba las lecciones de Solfeo que luego yo leía en el aula, y así me podía evaluar.

También para los demás estudiantes y maestros era complicado, al no estar acostumbrados a trabajar con personas discapacitadas; a veces mis compañeros se incomodaban a causa de los sonidos de la máquina braille. Me pusieron en un subgrupo pequeño para que me pudieran atender mejor.

En una ocasión la enfermera me sugirió que almorzara y comiera en el cuarto, para mi protección y comodidad, pero me negué, pues quería ir al comedor como todos, socializar, y así lo hice”.

La práctica de la asignatura Dirección Coral le costó bastante esfuerzo por los movimientos con las manos que debía realizar, y debido a la arquitectura del centro debía subir y bajar escaleras diariamente, lo que no le impidió seguir adelante y graduarse como estudiante más integral, además de hacer muy buenas amistades. Lazarito recuerda esta etapa con agrado.

“Hice mi Licenciatura en Instructor de Arte en Jagüey Grande. Los profesores una vez más, buscaron estrategias para evaluarme; realicé dos Exámenes de Premio en la asignatura Panorama de la Cultura Cubana, en los que obtuve cinco puntos. La profesora de Literatura Odalys Lovato me permitía escribir en Braille, y luego yo se lo dictaba.

Lo más complicado en esta etapa era el Sistema de Evaluación en el resto de las materias, que al ser oral, debía memorizar todo el contenido. Me pude graduar con Título de Oro”.

Su Trabajo Final en la universidad consistió en un sistema de actividades para enseñar música a personas ciegas y con baja visión, de manera didáctica y cómoda para ellas, lo que aplicó durante sus primeras clases.

– Momentos más difíciles

“En más de una ocasión quise retirarme de la Escuela de Instructores de Arte. Yo deseaba que me enseñaran música de forma profesional y profunda, y con frecuencia me sentía desatendido en esa área. La profe de Musicografía me animó en esos instantes tensos, y hoy agradezco haber permanecido.

Finalmente, llega una nueva oportunidad laboral, en la Escuela Especial Rubén Martínez Villena de Jagüey Grande, lugar en el que Lachi contó con toda la ayuda que necesitaba. Desde el principio formó un excelente dúo con la maestra de música Yailenis Castillo, junto a quien imparte clases tanto teóricas como prácticas, y prepara coros infantiles para matutinos, festivales y otros eventos culturales, políticos y deportivos.

“Nuestros niños han sido invitados a cantar en distintos centros del municipio, y hemos tenido proyectos de intercambio cultural muy bien acogidos por la dirección de la escuela, entre ellos el espacio En busca de un sueño, en el que se homenajeaba a individuos discapacitados que supieron seguir adelante a pesar de la dificultad”.

Lachi en sus ratos libres disfruta escuchar música, series o películas audiodescritas (aquellas en las que un narrador cuenta detalladamente lo que sucede), leer, y claro, compartir con su fiel compañera de seis cuerdas.

– Proyecciones y sueños personales

“No me quejo de lo que he logrado hasta ahora, y me siento útil, pero uno de mis deseos es tener la posibilidad de presentarme como músico profesional, y quizás también ser remunerado por eso, además de poder acceder fácilmente a estudios de otras áreas musicales como la Composición y la Musicografía. En mis planes está la continua superación musical. Siempre estoy dispuesto a aprender”.

La discapacidad de este joven apasionado por las artes, no le ha provocado infelicidad en su vida. Real es el hecho de que en muchos momentos ha deseado la vista para saciar su curiosidad sobre determinados aspectos. Por ejemplo, en el caso de la tecnología, el lector de pantalla que usan las personas ciegas, no logra describirlo todo, debido a esto, requieren la ayuda de alguien que pueda ver. A pesar de ello, Lachi se siente realizado y feliz con sus logros.

“Toda persona que crea posible alcanzar sus sueños y metas, puede hacerlo sin importar discapacidades físicas. Muchas veces los límites los pone la sociedad, las personas que nos rodean, cuando nos ven con lástima y pena.

No puedo, con una mirada, expresarte mis sentimientos, pero puedo, con mis palabras, decirte lo mucho que te amo, lo mucho que te aprecio, que eres mi amigo, que estoy contigo.

No puedo, con mis ojos, saber cómo es tu rostro, pero puedo, con mis manos, tocar las facciones de este.

No puedo, con mi vista, alcanzar las estrellas para ti, pero puedo, con mis hechos, demostrarte lo que siento”.

Durante nuestro andar por este camino tan complejo que es la vida, hallaremos flores, frutos, piedras y espinos, pueden ser una bendición, o un tormento, un medio para aprender, o para caer y permanecer en el suelo, depende de la actitud que tomemos.

Si decidimos extender sonrisas en lugar de lágrimas, y alegrías en vez de amarguras, sabremos que no todo es color de rosa, pero estaremos llenos de color y seremos capaces de pintar lo que nos rodea, aunque frente a nuestros ojos, todo se vea oscuro.

Stephanie Delgado Castillo, estudiante de periodismo de la Universidad de Matanzas 

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