Recuerdo cuán triste fue aquella tarde. Aquel momento en que escuché la noticia y la viví tangible, lacerante, cercana. Recuerdo cómo el titular se diseminó en los medios con sorprendente velocidad. Y más aún, recuerdo el dolor de su palpable ausencia, la nostalgia de su pueblo y el nuestro, el malestar de perder a un amigo.
Desde hace nueve años la llegada del cinco de marzo nos transporta a aquel instante cuando 25 minutos después de las cuatro de la tarde se comunicaba al mundo el deceso de Hugo Rafael Chávez Frías, el hermano más próximo de Fidel y un eterno devoto de la amistad entre Cuba y Venezuela.
Nació el 28 de julio de 1954 en la venezolana ciudad de Sabaneta, donde desde pequeño desarrolló una marcada afición por el béisbol e incursionó en la pintura, la escritura creativa, la música y el teatro. Completados su educación primaria y bachillerato, ingresó en la Academia militar de Venezuela y en diversos cursos de las Fuerzas Armadas, destacando entre los alumnos por sus excelentes calificaciones.
El 17 de diciembre de 1982 fundó el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, en honor al bicentenario del natalicio del Libertador de Venezuela, Simón Bolívar, que posteriormente se denominaría Ejército Bolivariano 200 con el juramento de reformar el Ejército e iniciar una lucha para construir una nueva República.
Notable importancia cobran los eventos del 4 de febrero de 1992 cuando comandó una rebelión militar contra el entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, quien implementó un paquete de medidas económicas neoliberales del Fondo Monetario Internacional. El intento insurreccional en su afán de derrocar a Pérez y buscar la justicia social falló y sus participantes fueron aprehendidos, pero la popularidad de Chávez no dejaba de crecer y dos años después, ante el pertinaz reclamo popular fue puesto en libertad.
Consagrado al análisis y reflexión en torno a la realidad nacional e internacional, hizo del presidio una etapa de fecundo estudio. Ya en libertad se dedicó a recorrer disímiles puntos de la nación venezolana para predicar la libertad y justicia, sueños que compartieron vastos sectores de la población. Para ello fundó el Movimiento Quinta República. Con él participó en las elecciones parlamentarias del 8 de noviembre de 1998 y el 6 de diciembre se alzó con el 56,24% de votos a su favor, asumiendo el poder el 2 de febrero de 1999.
En su mandato no solo actualizó el modelo constitucional a uno acorde con los tiempos que corrían, sino que contribuyó al restablecimiento de una Venezuela democrática, participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural, enmarcada en un Estado descentralizado y de justicia federal garante del derecho a la vida, al trabajo, la cultura, la educación, la justicia social y la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna y en estrecha alianza cívico-militar en pos de la defensa de su soberanía.
Con Chávez se avizoraba una nueva Venezuela. Ello le generó detractores como aquel indigno 11 de abril de 2002 cuando tuvo que hacer frente al golpe de Estado que en sus pretensiones desestabilizadoras maquinaron la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela y la corrupta Central de Trabajadores, así como partidos políticos derechistas y sectores militares reacios al proceso de cambios apoyados por el gobierno estadounidense en sus aspiraciones de derrocar toda adecuación del Estado y la sociedad venezolana a los tiempos de Revolución Socialista. Pero Chávez no estaba solo. Dos días después el pueblo bolivariano atestó las calles reclamando la defensa de Chávez y su vuelta al poder, materializada posteriormente hasta el final de sus días.
Era hora de sentar las bases para el Socialismo del siglo XXI. Nacieron entonces la otrora Alternativa Bolivariana para América (ALBA), hoy Alianza Bolivariana para los pueblos de América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la Unión de Petróleo del Caribe (PETROCARIBE), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), todas promotoras de la unidad de toda la región sobre la base de proyectos integracionistas y de cooperación, lo cual lo unió aún más con toda la comunidad latinoamericana.
Su vínculo con Cuba inició en 1994, cuando aceptando la petición del Historiador Eusebio Leal Spengler se personificó en la Isla expresando el entonces teniente coronel su honor de encontrarse con el Comandante en Jefe Fidel Castro. Brotó desde ese día una indestructible amistad cuyos lazos perviven en la memoria y mantienen su fuerza a través de puentes bilaterales de paz, respeto y cooperación.
A las 4:25 de la tarde de hoy, 5 de marzo de 2013, ha fallecido el Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, luego de batallar duramente con una enfermedad, durante casi dos años, con el amor del pueblo, con las bendiciones de los pueblos y con la lealtad más absoluta de sus compañeros y compañeras de lucha y con el amor de todos sus familiares, así comunicaba con pesar el entonces vicepresidente Nicolás Maduro el tránsito a la inmortalidad de quien fuera reconocido con las órdenes José Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Libertador Quinta Clase, Rafael Urdaneta, la Orden de la Amistad de los Pueblos, la Medalla de la Alianza Atlántica del Sur, entre muchísimos otros premios y condecoraciones en vida y póstumas a su persona.
Sigue siendo duro recordar aquel momento cuando feneció uno de los más influyentes precursores del latinoamericanismo. Lágrimas desbordadas, su todavía palpable omnipresencia, la vívida nostalgia de su abrazo al pueblo cubano, el doliente semblante de su más allegado amigo. Partió hacia la luz quien dejó un perpetuo legado, un accionar en pos de la soberanía, integración y unidad de la América toda, porque así como Bolívar desbordó pasión por la defensa de su tierra, Chávez fue el más firme Libertador de su tiempo.

Periodista en Radio Victoria de Girón
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