Alicia Hechavarría: Esta es una carrera que requiere entregarse en cuerpo y alma

“Era una niña muy tímida, así que cuando dije que quería ser actriz fue una sorpresa para todos”, fueron las palabras de Alicia Hechavarría al recordar cuando de pequeña decidió dedicarse a la actuación y a su vez, seguir los pasos de su padre, el reconocido actor Fernando Hechavarría.

La Escuela Nacional de Arte (ENA) marcó una etapa necesaria en mi vida, enfocada en el descubrimiento de emociones, sensaciones y autoconocimiento que no hubiesen sido lo mismo sin el apoyo de mi “ídolo, maestra y guía Verónica Lynn”, como definiera ella misma.

Al conocimiento acumulado durante los años de formación, talleres posteriores, la carrera de psicología en la Universidad de La Habana y por supuesto, los ejemplos de su padre Fernando Hechavarría y de Carlos Díaz, director del grupo de teatro El Público y quien la acogió como una hija, le ofrecieron una serie de herramientas más que valiosas para el trabajo y el desarrollo de la actuación.

Al día de hoy, forma parte del elenco de la telenovela Tú, en transmisión, y su rostro ha figurado en importantes producciones tanto en el cine como en el teatro y la televisión cubana.

– ¿Cómo fue tu debut en televisión?

Mi debut en pantalla se lo agradezco a Marta Recio en “Donde anidan las orugas”. Fue divertido ya que compartía escena con muchos de mis compañeros de escuela y era algo muy orgánico para nosotros.

Luego vino “Mucho Ruido”, de Mariela López, donde pude compartir con actores como Liéter Ledesma, a quien adoro. Creo que me permitió experimentar la televisión desde otra perspectiva porque era un medio muy familiar para mí. Desde pequeña he estado corriendo por maquillaje y peluquería en todos los sets de las novelas en las que mi padre ha trabajado.

En el ICRT y en el ICAIC continúan llamándome “Alicita”. Eso no ha cambiado, -entre risas-.

-Gracias al cortometraje El color de Elisa obtuviste el premio a la Mejor Actuación Femenina en la novena Muestra Joven ICAIC, ¿cuánto influyó ese reconocimiento para tu superación personal posterior?

El color de Elisa fue una experiencia espectacular porque el trabajo era prácticamente todo el tiempo con Luis Najmías, el director de fotografía. La historia estaba casi contada desde la subjetiva del personaje de Yasmany Guerrero. Me dio muchísimo placer trabajar con Alina Rodríguez como directora, había una comunicación hermosa entre nosotras, la energía fluyó maravillosamente.

“El resultado fue muy reconfortante pero sin lugar a dudas el próximo trabajo debía de ser mejor. Mi padre siempre dice que el actor es tan bueno como su último trabajo, su último personaje, y también lo creo. Por eso siempre estoy buscando papeles que me reten y resulten atractivos, precisamente porque me obligan a salir de mi zona de confort y crecerme como profesional y persona.

-Luego de la película Ciudad en Rojo (+vídeo) has colaborado en importantes filmes cubanos, ¿qué representa para ti el cine?

“El cine es y será siempre mi gran pasión. Tengo un amor puro por él”. Mi primera película fue Ciudad en Rojo y agradezco una y mil veces a Rebeca Chávez por la oportunidad.

Hacer cine, y de los años 50 además, fue una experiencia impactante. Los códigos son diferentes, los tiempos son diferentes a los de la televisión. Puedes dedicarte más al personaje y a las secuencias. En el cine siempre me he sentido muy cómoda, fue amor a primera vista”.

A pesar de su devoción por el séptimo arte, considera al teatro como su casa: “El teatro es vida, es mi santuario, es hogar”.
Carlos Díaz siempre lo define como: sangre, sudor y lágrimas, y Alicia Hechavarría dice sentirse identificada con estos términos.

“Al ser una niña tan tímida, enfrentarme a mis demonios, salir de mi zona de confort y desdoblarme fue difícil y el teatro me permitió ese autodescubrimiento. Es un constante reto, con cada función cambia el público, tus colegas, cambias tú y descubres cosas nuevas. El disfrute, la adrenalina es mágica. No puedes cortar y volver a empezar la escena. Tienes que vivir ese momento porque no habrá otro”.

El teatro El Público, bajo la dirección de Carlos Díaz en el Trianón, ha sido fundamental: son mi familia. Mi formación en gran parte se la debo a ellos, quienes han visto mi crecimiento como actriz e incluso como psicóloga porque mi tesis también fue ahí. Como persona igual por supuesto, – fueron las palabras de Alicia Hechavarría en relación a esta gran institución.

– ¿Hasta el día de hoy, qué personaje consideras el más complejo de los que has interpretado?

De todos el más difícil en cine fue Cecilia en el largometraje Fábula, donde interpretaba a la protagonista, porque requería de una investigación profunda y estaba muy alejado de mí. Me permitió trabajar por primera vez con Léster Hamlet y sin su guía no hubiese sido capaz.

En teatro el personaje de Gabriela, era la primera vez que trabajaba con mi padre en este género y me creaba una gran presión. Tener la posibilidad de repetir la experiencia de Las Amargas lágrimas de Petra Von Kant casi 10 años después y presentarnos en diferentes escenarios del mundo ha sido un regalo.

Y en televisión, Anabel en la telenovela Tú. Era mi reencuentro con Léster Hamlet, mi primera vez compartiendo escena con mi padre y atravesar por ocho meses de absoluto suspenso e incertidumbre debido al Covid- 19 a mitad de rodaje, fue muy fuerte.

– A propósito de la telenovela, ¿cómo recibes la propuesta para participar en el elenco de Tú (+Vídeo)?

El personaje de Anabel llegó de la mejor manera. Recuerdo una tarde en la que Léster Hamlet me llama y me dice: – ¡Voy a hacer una novela! ¿Estarías ahí conmigo? Y acepté.

No sabía del personaje ni su historia pero Léster la iba a dirigir y no necesitaba saber nada más.

“Trabajar con mi padre ha sido un reto por supuesto. Él es un actor inmenso y tenía además a Isabel Santos como mi madre, un sueño hecho realidad. Simplemente tenía que estar a la altura. Todo transcurrió en absoluta armonía y la energía fluyó. Para mí es un regalo hermoso que queda para la vida inmortalizado en Tú”.

Por otra parte, volver a trabajar con Denys Ramos es una experiencia bellísima. Tuvimos una relación completamente diferente en El rostro de los días, era un amor casi idílico y aquí era una historia completamente diferente: una relación tóxica.

“No imagino a otra persona capaz de interpretar al personaje de Rangel como Denys Ramos. Creo que esos personajes nos han unido mucho más. Hay mucha complicidad, una conexión muy fuerte que nos permite improvisar y sacar siempre lo mejor del otro. Confío mucho en él, lo respeto, admiro y lo quiero mucho”.

-Independientemente de tus facetas como actriz, ejerces el magisterio también, ¿qué materia impartes y por qué decides quedarte en la ENA?

En la ENA soy profesora ayudante, realmente aún no me considero profesora ya que estoy en proceso de aprendizaje constante. Tengo a mis padres Fernando Hechavarría y Carlos Díaz enseñándome de primera mano.

Siempre he estado en las clases de mis padres porque me encanta observarlos. Ellos se dieron cuenta de que tenía vocación y me dieron ánimos y todo su apoyo. Adoro estar rodeada de esa energía maravillosa. “Actuar es mi vida, así que dar clases de actuación tiene todo el sentido del mundo para mí”.

– ¿Has coincidido con algunos de tus estudiantes en escena? ¿Cómo es la mezcla de emociones al ver que ellos ponen en práctica los conocimientos impartidos por ti?

“Definitivamente es una mezcla de emociones inmensa cuando veo a mis alumnos trabajar porque ya no son alumnos, son colegas pero en mi corazón siempre serán mis niños. Me da mucho orgullo verlos crecer y desenvolverse. “Si el tiempo que pasamos juntos sirvió para aportar algo en sus carreras, en sus crecimientos y en sus vidas, me siento más que complacida. Saben que siempre podrán contar conmigo”.

-La disciplina es importante en cualquier esfera de la vida, ¿cuánto aprendiste de Fernando en este sentido?
La disciplina la aprendí desde casa. Antes de definir que quería actuar pasé por nado sincronizado, ballet, clases de piano y aprendí mucho, sobre todo la disciplina.

“Todo requiere sacrificio para lograr lo que deseas y eso lo experimenté desde casa. Hay que luchar por lo que uno quiere, para eso debemos ser constantes. Esta es una carrera que requiere entregarse en cuerpo y alma, a medias no funciona. El espectador se dará cuenta más tarde o más temprano, y lo peor es que de no hacerlo así nos engañamos nosotros mismos”.

Dada la importancia de la disciplina, es uno de los valores que más profesa en las aulas con sus estudiantes. Por otra parte, declara la necesidad de que los alumnos sean generosos con el otro actor: es vital que sean capaces de escuchar, que sean disciplinados, la ética y la humildad.

-En 2014 te gradúas de Licenciatura en Psicología en la Universidad de La Habana, ¿cómo has llevado esta otra profesión a la actuación y sobre todo a las aulas de la ENA?

La psicología me dio muchas herramientas que puedo aplicar en la actuación. Siempre fue la idea poder complementar ambas. Siento que los principios de estas dos profesiones son muy similares y eso me apasiona profundamente. Por supuesto que este conocimiento me ha ayudado mucho durante las clases. Trabajar con jóvenes es complicado, y la empatía, el respeto y la confianza son primordiales. Esta carrera me ayudó mucho a entender eso.

– ¿Cuáles son tus principales paradigmas dentro de la actuación?

A mis actores preferidos, mis ídolos y modelos a seguir he tenido el honor al recordar y el privilegio de tenerlos cerca y trabajar con la mayoría de ellos: Verónica Lynn, Isabel Santos, Daysi Granados y mi padre Fernando Hechavarría.

En el caso de los foráneos: Viola Davis, Isabelle Hupert, Marion Cotillard, Oscar Martínez y Gastón Pauls ocupan un lugar relevante.

Para Alicia Hechavarría, “el mayor reto será siempre el próximo personaje. Si no se siente así, algo no está funcionando bien”.

Sin lugar a dudas, Fernando Hechavarría influyó definitivamente en la decisión de seguir sus pasos en la actuación, aunque al principio creía no ser consciente de ello.

“Mi padre además de actor tiene una amplia y bellísima carrera como profesor, un legado hermoso que espero poder mantener bien en alto”.

Una de las mayores enseñanzas adquiridas durante el Covid- 19 es la posibilidad de vivir el presente. En palabras de la joven actriz, “vivir el hoy es lo más importante”.

“Quiero seguir mi camino con la misma fuerza y con las mismas ganas que lo he hecho hasta ahora. Quiero estar mucho mejor preparada para tener más herramientas en las aulas, quiero seguir encontrando retos en el camino, y permanecer siempre fiel a mí”.

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